Crisis política en Italia
Montezemolo: un «ferrari» en la política italiana
El «patrone» de Ferrari, Luca Cordero di Montezemolo, está entre los candidatos a suceder a Berlusconi. Pero la derrota de Alonso le ha situado en el ojo del hurancán
Este verano la selección italiana fue eliminada del Mundial de fútbol en la primera ronda y no ocurrió nada. Aunque se presentaba en Suráfrica como vigente campeona, la humillación no tuvo más consecuencias que un cambio de entrenador y los lamentos de los «tifosi». El fracaso se quedó en el terreno del deporte. El pasado fin de semana los italianos se llevaron otra gran decepción con el séptimo puesto de Fernando Alonso en la última carrera de la temporada de Fórmula 1, que le condenaba a un doloroso segundo puesto en el Mundial. Esta vez el descalabro no sólo fue deportivo: ha acabado convirtiéndose en un asunto de máximo interés político. ¿Cómo se explican estas diferentes reacciones? ¿Se han vuelto los italianos más «ferraristas» que futboleros?
El filósofo Giacomo Marramao explica la actitud de sus compatriotas citando un nombre: Luca Cordero di Montezemolo. «La polémica hubiera sido muy distinta en caso de que fuese otro el jefe de Ferrari. Montezemolo siempre ha sido una alternativa a Silvio Berlusconi, ahora se vuelve a hablar de él como posible sustituto del primer ministro, a quien además critica siempre que quiere». Aunque cada cierto tiempo se habla de la irrupción en política del presidente del «Cavallino Rampante», éste lo niega, lo que no le impide ofrecer desde su fundación, Italia Futura, ideas para gobernar el país de otra manera. Las críticas, además, son duras: «Los políticos parecen recién llegados de Marte, lo que más me sorprende de ellos es que no asumen su responsabilidad».
Montezemolo representa para muchos lo mejor de Italia. Elegante, caballeroso, culto y educado, ha logrado una enorme fama e influencia en su país y en el extranjero gracias a los años dedicados a la presidencia de Fiat, de Ferrari y de Confindustria, la patronal italiana. En el gigante del motor y de la industria transalpino ha ocupado además el liderazgo durante el turbulento período que va desde la muerte de Giovanni Agnelli, el mítico «Avvocato», hasta la llegada el pasado mes de abril a la presidencia de su nieto, John Elkann. Su interregno en Fiat y sus cuatro años al frente de Confindustria dejaron un buen sabor de boca tanto en la familia Agnelli como en el empresariado italiano.
«Montezemolo encarna la esperanza de una política diferente a la actual, más propicia al desarrollo del país. Los industriales estarían encantados con él de presidente. Es muy popular entre los jóvenes empresarios y los profesionales», sostiene Marramao. Este bagaje, sus críticas al Gobierno y sus negativas en el pasado a formar parte de la «corte berlusconiana» explican la inquina con que el entorno de «Il Cavaliere» ha reaccionado ante el fracaso deportivo de Ferrari del pasado fin de semana.
El más duro fue el ministro para la Simplificación Legislativa, Roberto Calderoli, miembro de la Liga Norte, la principal formación aliada de Berlusconi. «Pese a las capacidades del excelente Alonso, Ferrari ha perdido un Mundial que tenía ya ganado. El responsable de esto debe irse, por eso esperamos la dimisión de Montezemolo, quien en lugar de hablar de política sin acertar debería aprender de otros cómo se gestiona una victoria en el Mundial. Montezemolo ha hecho que nos avergoncemos de ser "tifosi"de Ferrari».
Las críticas de Calderoli, que pareció olvidar los 14 Mundiales de Fórmula 1 obtenidos por Montezemolo, entre títulos de pilotos y constructores, encontraron un eco inmediato por parte de éste. «Cuando el estadista Calderoli en su vida realice el uno por ciento de lo que ha hecho en estos años Ferrari por el país en términos industriales y deportivos merecerá una respuesta». La pelea dialéctica entre Montezemolo y la Liga Norte comenzó incluso antes de la carrera de Abu Dhabi. La semana previa, el jefe «ferrarista» acudió a la Cámara de los Diputados para explicar su proyecto de lanzar un servicio de trenes privado, lo que provocó los ataques de un parlamentario liguista, Marco Desiderati, quien aseguró que animaría a los monoplazas de McLaren en lugar de a los del «Cavallino Rampante».
El miedo de la Liga Norte es que Montezemolo se convierta en el nuevo hombre fuerte del centro derecha italiano tras la retirada de Berlusconi. Con «Il Cavaliere» han conseguido marcar las prioridades de la agenda de Gobierno, algo que les resultaría mucho más complicado con el capo de Ferrari.
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