Sevilla

El ocaso de los autónomos

Según ATA, en la provincia se han perdido entre enero y septiembre casi 2.000 empleos por cuenta propia, una sangría que afecta al 49% del tejido productivo de la región 

En la situación de Antonio se encuentran muchos de Sevilla y provincia que una vez que han cerrado la puerta de su negocio se preguntan qué es lo que van a hacer en el futuro
En la situación de Antonio se encuentran muchos de Sevilla y provincia que una vez que han cerrado la puerta de su negocio se preguntan qué es lo que van a hacer en el futurolarazon

Sevilla- Los autónomos se han convertido en una especie en extinción. Según los últimos datos aportados por la Asociación de Trabajadores Autónomos de Andalucía (ATA), de enero a septiembre de este año se han perdido en la provincia 1.888 autónomos, de los que 494 corresponden exclusivamente a la capital hispalense. Es decir, que en menos de un año más de un autónomo ha bajado la persiana al día para siempre en lo que llevamos de 2012 y todo indica que la situación va a ir a peor. En comparación con el resto de provincias andaluzas, Sevilla encabeza este ranking con una amplia diferencia, ya que la disminución ha sido de un -1,9%, frente al 1,6% que ha crecido Málaga, que es un provincia con unas características demográficas y económicas parecidas. Para el vicepresidente de ATA, Rafael Amor, estos datos vienen a demostrar cómo se ha ido destruyendo progresivamente la actividad de este colectivo, que supone el 49% del tejido productivo de la comunidad andaluza y el 16% de las afiliaciones a la Seguridad Social.

Detrás de estos datos y balances se esconde la realidad de muchos emprendedores que desde el comienzo de la crisis han intentado aguantar el empellón como han podido. El Plan de Pago a Proveedores ha sido una de las herramientas del Gobierno para tratar de dinamizar una economía estancada desde hace años, pero para muchos de ellos ha sido demasiado tarde. Las deudas se acumulan y al final de cada jornada las cuentas no salen. Es el caso de Antonio Joaquín Velasco Fernández, de 34 años de edad, que hace un año tuvo que cerrar su empresa de electricidad «Velactric» debido a la caída de la construcción y el impago de los clientes. «Comencé en el año 2005 dedicándome a la instalación, antes había trabajado por mi cuenta y decidí que era el momento de dar un paso más y monté la empresa», cuenta Antonio ahora, que tiene una deuda de 70.000 euros que afrontar con sus antiguos trabajadores y con los proveedores de su negocio. «La verdad es que todo fue bien durante un tiempo, la plantilla pasó de dos a siete personas y no había problemas para llegar a fin de mes. Desde el año 2008 comenzaron los impagos que han acabado con mi negocio», recuerda.

La situación se fue haciendo cada vez más insostenible y tuvo que recurrir a sus propios ahorros para poder afrontar las nóminas de los trabajadores. «Llegó un momento en el que uno tuvo que pedir préstamos y me quedé con sólo dos obreros a los que no podía ni despedir». Ahora está denunciado por ambos asalariados, ya que «no pudimos llegar a un acuerdo sobre la manera de abonar el despido. Ellos querían todo el dinero de golpe y yo les propuse que poco a poco. Al final he terminado denunciado. ¿Qué puedo hacer?, se lamenta. En cierto modo, tiene una leve esperanza de que todo se pueda solucionar. «Si me pagan los 45.000 euros que me deben podremos medio arreglar las cosas, si no tendremos que buscar una alternativa», recalca. En cuanto a lo que hará en el futuro no sabe muy bien qué es lo que puede suceder. «Mire, la verdad es que no tengo claro si estamos en un momento bueno o malo para empezar una nueva experiencia como autónomo, lo que sí está claro es que vivir tenemos que vivir de alguna manera».

Más complicado parece que lo tiene Antonio López del Estal, propietario de «Talleres Triana», que en la actualidad se encuentra «en un proceso de disolución. A comienzos de año devuelvo las llaves y se acabó», comenta este veterano mecánico de 56 años, que abrió su negocio en 1989. Desde que era pequeño está vinculado con el mundo de los motores. Se trata de una situación «vocacional que derivó en un negocio que durante mucho tiempo fue muy bien. La cuenta corriente del negocio llegó a tener más de un millón de pesetas (6.000 euros) y eso que se trata de un taller pequeño», recuerda ahora que ve cómo «lo que yo venía diciendo desde hace 15 ó 20 años ha sucedido. Esto no me coge de sorpresa».

Según este hombre, son varias las cuestiones que han acabado con los autónomos, aunque la principal de ella la resume con un caso que le pasó con un cliente hace un tiempo. «Vino un señor para pedirme presupuesto y le dije que la reparación del coche era de 600 euros y me dijo que no se podía gastar ese dinero. Eso fue un viernes, el lunes me contó que había hablado con su suegra y que se iba a comprar un coche nuevo con seis «airbags». Si no tiene dinero para pagar la reparación, ¿cómo se va a comprar un coche nuevo?», se lamenta por su cliente ahora. «Ésta ha sido la mentalidad» que, a su juicio, «ha acabado con todos nosotros». Entiende que, en su caso, además confluyen otros factores que le han obligado a pasar de ese boyante millón de pesetas en la cuenta del taller a los número rojos en los que está ahora. «No nos han ayudado en ningún momento, siempre hemos estado llenos de trabas por las administraciones y no ha habido un apoyo», se lamenta, y alerta de que «no se vayan a creer el cuento de que ahora con la crisis los talleres ganamos más porque no se compran coches nuevos».