Pensiones
Ni para nóminas
El derrumbe de los impuestos municipales, en particular los derivados de la actividad inmobiliaria, ha expuesto a la luz pública la penuria hacendística de muchos ayuntamientos españoles.
Más de una vez hemos escuchado a munícipes quejarse así de sus arcas exangües: «No tenemos ni para pagar las nóminas». El argumento es eficaz, porque lo más importante son los trabajadores, y el gasto público debería proteger a las personas que sólo tienen un salario para vivir. ¿Deberíamos por tanto aceptar que la presión fiscal municipal se incrementara, puesto que, efectivamente, no tienen ni para pagar las nóminas? Respuesta: no. Y no porque los gestores municipales mientan, sino porque no dicen toda la verdad.
Es cierto que no pueden pagar a sus trabajadores, pero lo que nunca dicen es que esa plantilla de trabajadores fue sumamente inflada en los años de la larga expansión económica, entre 1994 y 2007, porque los alcaldes tomaron como permanentes unos ingresos que no lo eran: ahora se encuentran con menos ingresos pero con gastos inflados. Y por supuesto que son para pagar nóminas: ¿para qué otra cosa iban a ser? El capítulo de personal puede superar la tercera parte de los gastos municipales, e incluso llegar a la mitad del presupuesto en ayuntamientos pequeños. Si logran más ingresos petrificarán sus gastos, con lo que dejarán a los contribuyentes en peor posición en la próxima crisis.
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