«Al final se me caía el pelo»

«Primeramente comencé a sentir cómo me temblaban las manos a la hora de escribir o cuando comía al coger los cubiertos. Me encontraba muy cansada y al final, justo en el momento en que dejé de trabajar, hasta se me caía el pelo».

Beatriz pasaba fuera de casa más de diez horas al día, su agenda era un auténtico hervidero y estaba permanentemente colgada del teléfono. «Salía de casa a las 8 de la mañana y llegaba a las 6 de la tarde. Mi vida laboral iba de reunión en reunión y el teléfono móvil era indispensable para mí». Como les ocurre a muchas mujeres españolas, cuando acababa su jornada en la oficina comenzaba la familiar: «Tengo una niña de 9 años y un niño de 15 y cuando llegaba de trabajar tenía que atenderlos, además de hacer las tareas de la casa».

Con tantas ocupaciones, el tiempo que le restaba para descansar era prácticamente nulo: «Todos los días me acostaba más tarde de las 12 de la noche entre hacer comidas, limpiar y cuidar a mis hijos».

No volverá a trabajar
Beatriz no se arrepiente de su decisión. Es consciente de que su salud corría serio peligro y en la actualidad goza de placeres que antes suponían una carga. «Creo que he ganado en calidad de vida. Ahora puedo disfrutar de mis hijos y llevo una vida más tranquila», admite.

En un futuro no se plantea volver a trabajar: «No compensa realizarse profesionalmente si vas a descuidar tu salud y tu familia» y señala que «aunque se tenga que apretar el cinturón a final de mes», con el sueldo de su marido «da para vivir».


Los Síntomas
Cefalea
Los continuados y fuertes dolores de cabeza suelen acompañar al estrés.
Dolor muscular
Con frecuencia surgen dolores musculares que provocan sensación de cansancio permanente.
Problemas cutáneos
Pueden aparecer manchas, alopecia, exceso de sudoración y erupciones en la piel.