Messi al cuadrado

Que Leo Messi no tiene límites es algo que todo el mundo sabe, pero por si acaso el argentino se encarga de recordarlo cada partido que juega. Su ambición por seguir escalando peldaños en la historia del fútbol es infinita. El problema es que tiene 24 años y la escalera empieza a acabarse. Los rivales de Messi deben sentirse como cuando en el colegio te tocaba jugar contra el más grande de la clase. No había nada que hacer. La derrota era segura. Messi no es el más grande, pero sí el mejor. No es el más alto, pero sí el más listo. Messi es puro fútbol.

Cinco días después de lograr cinco goles ante el Bayer Leverkusen, un hito en la historia de la Liga de Campeones, Messi marcó otros dos en Santander. Dos tantos que le bastaron al Barça para sumar tres puntos que le permiten seguir soñando con una remontada imposible. Pero sabe Guardiola que seguir enganchados a la Liga es la mejor manera de mantener la competitividad para el reto europeo, para el sueño de repetir cetro continental por primera vez en más de 20 años.

Guardiola suele dedicar los dos días previos a los partidos a largas sesiones de vídeo del rival. Esta vez la cosa estaba complicada. Recién llegado al banquillo del Racing, pocas referencias tenía el técnico azulgrana de Álvaro Cervera. Después del partido, ya sabe cómo se las gasta. El Racing planteó un partido muy físico al Barcelona. En una situación tan complicada, el conjunto cántabro no puede permitirse el lujo de jugar de tú a tú contra el campeón. Pero tampoco parece de recibo que sobrepasara los límites del reglamento como lo hizo, rozando por momentos la violencia, con la aquiescencia de Del Cerro Grande, ciego ante las feas entradas de Francis a Cesc y de Babacar a Busquets. Si el tobillo de «Busi» sigue intacto, aunque con los tacos del senegalés bien marcados, es por un acto divino. O porque tiene los músculos de goma. La entrada pudo haberle dejado sin jugar lo que resta de temporada, incluida la Eurocopa. Todo se saldó con una amarilla. Como lo de Francis, o las continuas patadas de Diop. Algún día pasará algo más grave y más de uno lo lamentará, incluido Sánchez Arminio.

Volviendo al fútbol, que es mucho más bonito que escribir de patadas y árbitros, Guardiola pudo contar finalmente con Puyol, alta de última hora. La presencia del capitán evitaba al técnico tener que hacer experimentos defensivos, pero Pep optó por recuperar el 3-4-3 después de muchas semanas, quizás esperando que el Racing hiciera lo que hizo, no jugar a nada y dedicarse sólo a defender.

El Barça se encontró de inicio con un centro del campo muy poblado. El Racing acumuló jugadores entre el área y el centro del campo y a los medios azulgrana les costaba mucho encontrar pasillos interiores. Especialmente a Cesc, que sigue en pleno proceso de adaptación y que jugando tan cerca del área pierde una de sus mejores armas, la llegada desde segunda línea. Iniesta se topó con el larguero en una acción genial minutos antes de que llegara el primer gol del partido. Una jugada de Xavi, que se aprovechó de un rebote afortunado para dejar el balón franco para Cesc. Optó por centrar y permitir a Messi inaugurar el marcador en una acción más propia de un depredador del área que del propio Messi, que se lanzó al suelo para rematar.

El Barça había generado ocasiones para irse al descanso con más ventaja, pero un gol de renta dejaba todo abierto para la segunda parte. Cualquier esperanza racinguista se evaporó bien pronto. Del Cerro Grande señaló penalti en un ligero contacto de Cisma con Cesc y Messi lo transformó. Era el primer penalti que le señalaban a los azulgrana lejos del Camp Nou en toda la temporada, que no el primero que sufría. Los que protestaron la decisión del colegiado tuvieron que callar poco después, cuando Bernardo derribó a Iniesta dentro del área en una acción más propia del Seis Naciones y el colegiado miró hacia otro lado. El tramo final del partido le sirvió a Álvaro para comprobar que Mario es un portero de garantías. Evitó una goleada. El tobillo de Busquets, mientras tanto, seguía hinchándose.


- Ficha técnica:

0.- Racing de Santander: Mario Fernández; Francis, Álvaro, Bernardo, Cisma; Colsa (Adrián, min 62), Gullón; Arana, Diop, Munitis (Jairo, min 70); y Babacar (Stuani, min 46).

2.- FC Barcelona: Valdés; Alves, Mascherano, Puyol; Busquets, Xavi (Keita, min 83), Iniesta, Cesc Fabregas; Cuenca (Tello, min 73), Messi y Pedro (Adriano, min 87).

Goles: 0-1, min 29. Messi. 0-2, min 56. Messi, de penalti.

Árbitro: Carlos Del Cerro Grande (comité madrileño). Mostró cartulinas amarillas a Francis, Babacar, Cisma, Diop, Stuani y Álvaro por el Racing.

Incidencias: partido de la vigésima séptima jornada de la Liga de Primera División, disputado en los Campos de Sport de El Sardinero ante 18.885 espectadores. Antes del partido se guardó un minuto de silencio en memoria del exjugador cántabro del Racing y del Real Madrid Marcos Alonso Imaz, "Marquitos", por cuyo fallecimiento los jugadores del Racing lucieron brazaletes negros.

«La Pulga», siete goles en una semana
Siete goles son el balance de Leo Messi en la semana que concluyó ayer. No está mal. El argentino le endosó una histórica «manita» al Bayer Leverkusen en la Liga de Campeones y ayer firmó dos más en Santander. Siete dianas que le sirven para seguir aumentando unos números de otro mundo. Messi ya ha alcanzado los cincuenta goles esta temporada en apenas 43 partidos y su tope es de 53 tantos. Además, ya está a tan sólo cinco de César, el máximo artillero de la historia del Barcelona, al que superará con toda seguridad en las próximas fechas. Otro que va camino de récord es Andrés Iniesta. El de Fuentealbilla completó otro gran partido ante el Racing de Santander y ya suma 49 encuentros de Liga consecutivos sin conocer la derrota, con 41 triunfos y ocho empates. El centrocampista está a uno de la mejor marca, en poder de Butragueño, que logró estar 50 partidos invicto.