Jubilación

Ganadores y perdedores por Valentín BOTE

La Razón
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Imaginen dos jubilados que cotizaron 35 años a la Seguridad Social. El primero cotizó todos esos años por la cuantía máxima, mientras que el segundo cotizó 20 años al mínimo, y los últimos 15 años su cotización fue máxima. Hoy ambos jubilados cobran la misma pensión, aunque su contribución al sistema ha sido muy diferente. ¿Por qué? Porque para calcular la cuantía de la pensión nuestro sistema sólo considera lo cotizado en los últimos 15 años. De ahí hacia atrás sólo importa el número de años cotizados, no la cuantía.

No parece un sistema muy «justo»: es más lógico tener en cuenta lo que un individuo cotizó toda toda su vida laboral, y no sólo en los últimos años de su carrera. ¿Por qué se hace entonces así? En el origen de nuestro sistema de pensiones la respuesta era clara: era imposible conocer lo cotizado en el pasado lejano, porque no existían registros fiables de cotizaciones a la Seguridad Social que se remontasen suficientemente en el tiempo. Por eso, en los primeros compases de nuestro sistema actual, el cómputo de la pensión sólo tenía en cuenta lo cotizado en los últimos dos años. Dicho plazo se fue extendiendo hasta los quince años actuales. Y ahora parece haber acuerdo en el seno del Pacto de Toledo para su extensión a 20 años. Esta modificación, que aportaría justicia al sistema, tiene un problema: si no se modifican otros elementos del cálculo de las pensiones, generará pensiones más bajas para los nuevos jubilados cuyos salarios hace veinte años (y en los cinco años siguientes) fuesen en promedio inferiores a los de sus últimos quince años laborales. Habrá que esperar al detalle de lo que se legisle para tener una visión completa, pero todo parece indicar que estamos ante una reforma de doble filo: es más justa, pero genera ganadores y perdedores.


Valentín Bote Profesor de Teoría Económica. UAM