Moscú
Asad desentierra la Guerra Fría
Clinton amenaza directamente a Rusia, China e Irán por apoyar al régimen sirio. Moscú arremete y recuerda los errores cometidos en Libia
Nunca antes desde el inicio de las revueltas en Siria hace un año y cuatro meses se había visto a Hillary Clinton, la secretaria de Estado de EE UU, tan explícita respecto al conflicto en el país árabe. «Lo que mantiene a flote al régimen sirio es el dinero de Irán, el apoyo de Rusia y el fracaso del resto de países a la hora de aplicar las sanciones», acusó Clinton durante la reunión de los «Amigos de Siria» en París a la que acudieron representantes de 107 naciones. La comunidad internacional parece estancada a la hora de presionar al régimen del presidente Bachar al Asad, pues siempre se encuentra con el bloqueo de Rusia y China en la ONU y el plan de paz de Kofi Annan tampoco ha funcionado favorablemente para acabar con la crisis. Sin embargo, el número de muertos sigue en aumento (ya hay más de 11.000 fallecidos según Naciones Unidas y 15.000 según fuentes de la oposición) y la cifra de desplazados ha alcanzado el millón de personas, suponiendo un riesgo para la estabilidad en la región, pues la mayor parte se ha refugiado en Turquía, Líbano o Irak.
«Es intolerable» que Rusia y China sigan vetando los avances de la comunidad internacional, expresó la secretaria de Estado estadounidense para advertir directamente de las consecuencias a este respaldo. «No creo que piensen que están pagando un precio por estar a su lado. La única manera de que cambie la situación es que todas las naciones aquí presentes dejen claro que les saldrá caro», mantuvo Clinton.
La respuesta de Rusia no se hizo esperar. Moscú tiene claro que no tolerará ese tipo de acusaciones ni tampoco apoyará una zona de exclusión aérea ni que se abran corredores humanitarios en Siria, como piden algunos líderes occidentales. Rusia todavía se siente decepcionada con lo que ocurrió en Libia. «El Consejo de Seguridad de la ONU no lo ha resuelto ni lo hará, sobre todo después de lo sucedido durante el conflicto de Libia, cuando la zona de exclusión aérea se usó por los países miembros de la OTAN y algunos de sus socios para apoyar a una de las partes y dotarla de material y militarmente», expresó el número dos de Exteriores ruso, Guennadi Gatilov, quien mantiene que en Libia se permitieron graves violaciones de las resoluciones del Consejo de Seguridad». Gatilov también se dirigió directamente a Clinton al indicar que sus afirmaciones no son sólo «incorrectas» sino que también son contrarias a los esfuerzos para lograr el fin del conflicto sirio. Las principales conclusiones de la tercera conferencia en París de los «Amigos de Siria», que ya se reunieron en Túnez y Estambul, suponen un nuevo paso al cerco del régimen de Bachar al Asad. En primer lugar, los 107 países mostraron su voluntad para que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas emprenda una acción más fuerte y para que se incremente igualmente el apoyo a Kofi Annan, enviado especial de la ONU y la Liga Árabe. En segundo lugar, que no queden impunes los responsables de las matanzas, pues muchas se han considerado «crímenes contra la humanidad». También, que las sanciones contra los miembros del régimen sirio se apliquen de manera más efectiva. Incluso los participantes estuvieron de acuerdo en que Asad abandone el poder y, en palabras del nuevo ministro de Exteriores francés, Laurent Fabius, «cuanto antes, mejor». El propio Bachar al Asad respondió a la comunidad internacional: «Vamos a resistir hasta el final. Todo el mundo lo verá. No vamos a rendirnos por unos dólares. Que impongan el embargo que quieran, no van a conseguir ningún resultado. Los ciudadanos en las calles son conscientes de ello», manifestó el presidente sirio al periódico turco «Cumhuriyet». Sin embargo, Fabius concluía que «era un buen día para el pueblo sirio y malo para Asad». Al terminar la reunión, los opositores sirios la tildaron de «palabrería y falta de acción». Tras 16 meses de lucha, esta reunión les sabe a poco. «Se han autoproclamado amigos, pero los delata que muchos de los países presentes tengan empresas abiertas en Siria», reconoció a LA RAZÓN Ussama Jandali, presidente de Apoyo al pueblo sirio, para quien el conflicto no se soluciona con sanciones económicas. Eso sí, reconoce que la injerencia extranjera de la que se queja Siria es precisamente lo que está inclinando la balanza hacia Damasco. «Sin el apoyo de Irán, China y Rusia –que da suministro militar– la situación sería bien distinta». En cuanto a la dividida ONU, puede que sí que se aumente la presión, pues el 20 de julio termina el mandato de su Secretario General, Ban Ki-moon, y éste quiere, antes de retirarse, reorientar la misión. Se podría pasar de una simple misión de observadores a una que encuentre una «solución política». El 18 de julio se producirá la votación, siempre con el posible veto de Rusia y China.
Se rompe el círculo de poder del «rais»
El general Manaf Tlass, uno de los jefes de la Guardia Republicana Siria, ha desertado y se dirige hacia París. Su deserción ha sido calificada como «un duro golpe psicológico al régimen» ya que Tlass era muy próximo a la familia Asad y amigo de la infancia del presidente sirio. A pesar de los cientos de deserciones que se han producido en el Ejército sirio, esta es la primera deserción que se produce en el círculo íntimo de Bachar al Asad. Su fuga habría estado coordinada por su primo Rizak Abdul Tlass, el cual dirige la brigada Faruk del Ejército Sirio Libre en Homs, integrado principalmente por desertores del régimen. Manaf Tlass es originario de Rastán, en la provincia de Homs y es hijo del ex ministro de defensa sirio, Mustafa Tlass, amigo íntimo del padre del actual presidente sirio.
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