Sevilla

Cámaras ACME por Lucas Haurie

La Razón
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Quienes en un futuro no muy lejano revisen las frases hechas de la lengua española, actualizarán la expresión «discusión bizantina». Casi nadie sabe ya qué fue el Imperio Romano de Oriente ni dónde queda exactamente Santa Sofía, así que mucho menos tendrán noticia nuestros ignaros bachilleres de hogaño de las controversias teológicas de los súbditos de Constantino. Se hablará, imagino, para definir a la conversación estéril que no lleva a ninguna conclusión de «comisión de investigación municipal». ¿Tienen sexo los ángeles? ¿Por qué no funcionaron las cámaras del Plan Centro? Poco importa que esté o no en vigor, si su derogación fue un acierto o su puesta en marcha una mamarrachada. A nuestros munícipes los desvela la extracción de posibles responsabilidades políticas, que es justo lo que le da una higa a los ciudadanos. En eso emplean el tiempo que les pagamos a tarifa de ejecutivo de alto standing quienes a duras penas se colocarían de conserje en la empresa privada. El Pleno municipal no tiene tarea más perentoria, por lo visto, que determinar si el tomavistas de Fran Fernández era de la marca ACME, como los cartuchos de dinamita que nunca le funcionaban al coyote de los dibujos animados. A eso se le llama tener claras las prioridades.