Estreno
CRÍTICA DE CINE / «Neds»: El hijo de la furia
Dirección y guión: Peter Mullan. Intérpretes: Conor McCarron, Martin Bell, Marianna Palka y Steven Robertson. Duración: 124 min. Gran Bretaña/Francia/Italia, 2010. Drama.
Es de agradecer que la última película de Peter Mullan se parezca más al cine de Alan Clarke que al de Ken Loach. «Neds» recoge así el testigo de la tradición de un realismo británico que ha convertido a los hombres airados del proletariado en portavoces de la ira de un país marcado como pocos por la lucha de clases. Cuando Clarke se pegaba a la espalda de un «skinhead» que ladraba a toda figura de autoridad que se cruzara en su camino en «Made in Britain», estaba diseccionando la furia desatada de un país bajo el influjo del mandato de la Dama de Hierro. A Mullan le preocupa más la desigualdad social que el contexto político, pero la semilla de la cólera de su antihéroe es la misma.
El gran problema de «Neds» es que resulta difícil entender el brusco cambio que sufre su protagonista. John McGill (brutal Conor McCarron) es el empollón de la clase hasta que el rechazo de las clases acomodadas enciende la chispa de su rabia reprimida. Chispa demasiado frágil para provocar una metamorfosis de tales dimensiones: John se transforma en un psicópata de padre y muy señor mío. Mullan aprovecha las circunstancias para esbozar un retrato de las tribus urbanas del Glasgow de los 70, insistir en el trauma personal de un sistema educativo que cree firmemente en que la letra con sangre entra (como ya ocurría en «Las hermanas Magdalena») y mostrar el ambiente opresivo de una familia donde el insulto, el abuso y la violencia son el pan nuestro de cada día. Toda la película respira una insana energía negativa, que se dispersa a lo largo de dos horas de metraje que resultan del todo excesivas.
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