Automóvil
El conductor de El Rastro pide perdón
Eugenio González, conocido como «Fanes» por sus vecinos, no puede quitarse de la cabeza la imagen de una joven embarazada huyendo presa del pánico que acabó siendo atropellada por su coche, que se había quedado sin frenos.
Fanes es el conductor que el pasado domingo perdió el control de su vehículo en la calle Ribera de Curtidores, cuando los tenderos de El Rastro comenzaban a montar sus puestos, y que ayer se deshizo en disculpas por el destrozo y los heridos que provocó, según asegura, un fallo mecánico de su monovolumen.
Eugenio, que tiene 59 años y es pastor evangélico desde hace 40, tiene un puesto en el mercadillo junto con su mujer, Elvira. El domingo, acudió como siempre con ella, su hijo y un amigo para descargar la mercancía que esperaban vender, pero su rutina terminó abrúptamente al coger de nuevo el vehículo. «Cuando entré al coche le di al encendido y quité el freno de mano, y entonces vi que no se había encendido pero ya estaba en marcha, y no podía frenar», recordó.
El monovolumen de Fanes se convirtió entonces en un avión que bajaba por la calle «a 2.000 por hora» y, tras el susto inicial, su único objetivo fue intentar esquivar a todas las personas que había en la calle hasta que decidió empotrarse contra una farola para terminar con la loca carrera porque no quería «matar a nadie». Fueron los «20 minutos más tremendos» que ha pasado en toda su vida.
Cuando vio que saltaba el airbag, Eugenio se desmayó y estuvo un rato perdiendo y recuperando el sentido, hasta que le atendieron la policía, los servicios de emergencia y los bomberos, que le sacaron del vehículo. «Creía que me moría, e incluso había gente que me quería pegar, pero otros les apartaron», explicó. Sin embargo, señala que la prueba de alcoholemia que le practicaron dio «cero» porque no bebe.
Con todo se señaló como único culpable de lo que podría haber sido una tragedia pese a que los frenos «no me correspondieron». Por ello, no cesó de pedir perdón ayer a todos sus compañeros y a los doce heridos que provocó. «Pido a todo el Rastro perdón, pido a la gente a la que haya herido que me perdonen, por favor», suplicó. También pidió «a Dios» por el anciano de 81 años que resultó herido grave y al que no recuerda haber atropellado.
Eugenio confesó que lleva desde el domingo «sin levantar cabeza», pensando en lo ocurrido, y está «roto» físicamente, con un traumatismo torácico provocado por el airbag y problemas de cervicales. Igualmente, al haberse quedado sin vehículo, para llevar la mercancía al Rastro, está preocupado por su familia.
Continúa ingresado en estado grave el anciano atropellado
El anciano de 81 años que resulto herido de gravedad tras ser atropellado en la mañana del domingo en el Rastro continuaba ayer ingresado en el Gregorio Marañón en el mismo estado clínico, según informó un portavoz del centro sanitario. El octogenario sufrió varias fracturas después de que una farola cayese sobre él. El conductor fue trasladado al hospital con contusiones de carácter moderado, aunque ya ha sido dado de alta. Los otros once arrollados fueron atendidos por los facultativos del Samur-Protección Civil y se les dio de alta en el lugar de los hechos con contusiones leves.
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