Agencia Espacial Europea
Laboratorio marciano
Este fin de semana se dará un gran paso para la conquista del universo. «Curiosity», tras ser lanzado este viernes, aterrizará en agosto de 2012 en suelo de Marte para realizar trabajos de campo que desvelarán secretos de este planeta
Hay sueños que tardan más o menos tiempo en cumplirse, pero no por ello el ser humano cesa en su empeño. Así, «Curiosity» supone un paso importante para que los hombres puedan establecerse en el planeta rojo en un futuro. Este robot de la NASA, albergará el laboratorio móvil más complejo enviado hasta ahora a Marte, que examinará una de las zonas más interesantes del planeta rojo.
La misión Laboratorio Científico de Marte (MSL por sus siglas en inglés) transporta a «Curiosity», el vehículo con más capacidad científica que cualquier otro jamás enviado a un planeta. Como un alumno aventajado, el robot es dos veces más grande y cinco veces más pesado que sus predecesores Spirit y Opportunity. Con una tonelada de peso, se compone por una decena de instrumentos de análisis para examinar el suelo, las rocas y la atmósfera marciana. Recorrerá 200 millones de kilómetros antes de aterrizar dentro de nueve meses, allá por agosto de 2012, estudiará durante dos años el cráter Gale. Su misión será investigar si se dan o se han dado alguna vez las condiciones ambientales favorables para que se de vida microbiana y si se conserva alguna evidencia de la misma.
Curiosity se emplazará en la base de una montaña de 5.000 metros de altura en el interior del cráter. El robot investigará si las condiciones ambientales han sido favorables para el desarrollo de la vida microbiana y si se han preservado evidencias de esas condiciones. «Gale nos proporciona una excelente oportunidad para poner a prueba varios ambientes potencialmente habitables y el contexto para entender una historia muy larga de la evolución temprana del medio ambiente del planeta», sostiene John Grotzinger, científico del proyecto Mars Science Laboratory en el Instituto de Tecnología de California en Pasadena (EE UU).
«La parte del cráter donde aterrizará tiene un abanico aluvial probablemente formado por sedimentos movidos por el agua. Las capas en la base de la montaña contienen arcillas y sulfatos, conocidos por formarse en el agua», añade Grotzinger. Además, creen que las capas de la base de la montaña contiene arcilla y sulfato, ambos materiales formados con agua. Un mástil que se extiende 2,1 metros por encima del suelo proporciona altura a las cámaras y a un instrumento de láser para estudiar los objetos a distancia. Un brazo de tamaño similar permitirá a otros instrumentos investigar elementos de cerca. Los equipos del interior determinarán la composición de muestras de rocas y suelo adquiridos con un taladro y un recogedor. Otros instrumentos caracterizarán el ambiente, incluyendo el clima y la radiación natural que afectará a las futuras misiones tripuladas.
Pese a las enormes expectativas, los responsables no descartan fallos y retrasos ya que resultará un cometido difícil y arriesgado. Entre las razones está el peso excesivo que le permita aterrizar protegido por bolsas de aire acolchadas. Para ello han diseñado un método nuevo de desembarco, con una etapa de descenso propulsado por cohetes que harán bajar el vehículo como en una especie de cuerda que baja de una grúa celestial. Otra de las novedades es que ya han prefijado un punto de aterrizaje muy exacto, ya que el cráter Gale mide 20 por 25 kilómetros.
Ninguna misión a Marte desde la Viking en la década de 1970 ha buscado una respuesta directa a la pregunta de si la vida ha existido en el planeta rojo. Curiosity no ha sido diseñado para responder a esa pregunta por sí mismo, pero sus investigaciones sobre evidencias de requisitos previos para la vida dirigirá posibles misiones futuras hacia estas respuestas.
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