Lotería de navidad

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El «Gordo»

La Razón
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Con 21 días de antelación el Gobierno decidió darse a sí mismo el «Gordo» sin gastarse ni un céntimo en un décimo y sin necesidad de que los niños de San Ildefonso certifiquen con sus cánticos esa inyección reconstituyente de dinero. Calculan que se embolsarán unos 5.000 millones de euros. Eso sí, que nadie espere que Zapatero y Salgado brinden con cava a las puertas de La Moncloa. Será una celebración humilde, incluso triste, propia de los deudores que saben que el dinero que acaba de entrar por la puerta saldrá por la ventana para paliar el ansia de los acreedores.
En este cambalache, a los loteros les ha dado la «pedrea» en toda la frente. Descalabrados andan porque pierden una perrogativa más tradicional que comerse las doce uvas: que los décimos, las participaciones en la Primitiva, y demás juegos de azar, pasen exclusivamente por su ventanilla. A los clientes, ni fú ni fá. O eso parece, ya que los más propensos a caer en el cebo de una suerte de números combinados al azar tendrán más posibilidades de ceder a la tentación a poco que frecuenten un quiosco, una librería o un estanco.
Esta privatización parcial llega en plena temporada alta, cuando todos los españoles ven cómo engorda su cartera con décimos a la misma velocidad con la que menguan los euros. Billetes por billetes, dirán algunos. Error, billetes por porciones de esperanza que se difuminan cuando en el Día D, a la hora señalada, al 3 o al 5 les da por cambiar de posición para dejarnos a los poseedores del décimo donde siempre: a verlas venir.