Crítica de cine
Veneno por Antonio PÉREZ HENARES
La vuelta del veneno a los campos españoles es una realidad que, no por conocida y en ocasiones habitual, ha de dejarse de combatir, y cada día con mayor energía. Hubo un tiempo en que creímos que comenzábamos a superar o que habíamos superado el problema. Pero ha regresado con otras fórmulas y otros compuestos y uno diría que su extensión es ahora mayor y más necesario que nunca es el aplicarnos de manera conjunta para desterrarlo de una vez por todas. Lo primero es la tarea de concienciación a todo el medio rural de sus efectos perversos y nocivos. Lo segundo son leyes y directivas claras y lo tercero, no buscar la fácil salida de echar las culpas sin más, y en ocasiones gratuitamente, a quienes en ocasiones más que verdugos son víctimas. El colectivo de cazadores y sus cotos suelen estar en el punto de mira y sobre ellos recae la sospecha. No voy a utilizar dos «bocas». A los culpables hay que aplicarles el peso de la ley. Pero otras veces son inocentes quienes sufren por venganzas o por desafectos, y además de envenenarles el coto acaban siendo declarados culpables de desmanes ajenos. Los responsables de la investigación debieran de tenerlo en cuenta. También los cazadores deben entender que no pueden escudarse en ello y presentarse por sistema como víctimas. Porque, es cierto que en ocasiones lo son, pero en otras no. Es cierto que algunos siguen utilizando ese método atroz. Y no cabe excusa, ni debe haber quien, por una falsa solidaridad de colectivo, los arrope en tal desmán.
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