Una aplicación para el Siglo XXI

Las nuevas tecnologías no son enemigas de la cultura. Cuando se habla de música, esa verdad comprometida se siembra de interrogaciones. Curiosamente, las nuevas tecnologías, tampoco son enemigas de los viejos medios.

Uno de los viejos medios masivos que mejor se está reciclando es la radio, gracias al podcast y a las redes sociales. En Estados Unidos, es frecuente que los programas estrella de radio, con los gurús de los diferentes estilos al mando, desarrollen aplicaciones para teléfonos móviles pero en Europa ningún programa de radio tenía suficiente masa crítica de seguidores para hacerlo. El primero, por delante de los espacios de culto de la BBC es la última bandera del programa de autor de la radio musical en España: Siglo XX, el espacio que pilota Tomás Fernando Flores desde hace 15 años.

«Surgió por iniciativa de un grupo que desarrolla aplicaciones para la tienda de Apple, porque pensaban que puede haber suficiente gente interesada», dice el presentador del programa con más oyentes de la emisora, que se emite de 12 a 13 horas de lunes a sábado, un horario poco compatible con el de muchos trabajos. «Las líneas que marcamos en la casa para hacerlo es que se incluya el logo de la cadena, que permita el acceso a las redes sociales Facebook y Twitter, que han revolucionado la forma de difundir música y de hacer radio», dice el periodista.

Existen aplicaciones para emisoras pero no para programas que, según el presentador, son fundamentales para acercar una posición de autor entre la avalancha de discos que se publican en el campo del que se ocupa el programa, la música electrónica.

Y gratis, como debe ser en la cadena pública. La aplicación simplifica la descarga del programa, que sigue disponible en podcast, y los comentarios en el Blog. «Intentamos ser muy activos en la interactuación con los oyentes, pero pocas veces tenemos capacidad», asegura. Sin embargo, el blog se ha convertido en un foro público para todos los interesados en el tipo de música que pincha el veterano periodista.

Eso sí, la vieja tecnología del contestador automático no pasa al destierro. La máquina grabadora de incoherencias sigue funcionando y mantiene su protagonismo en la emisión del programa, galardonado por los reportajes y contenidos sobre arte, Internet, videojuegos, literatura o ecología. «Se trata de llegar a todo el mundo por todas las vías posibles», y, cuando se puede, sacar pecho.