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Energúmenos de diseño por Ely del Valle
No parece que los estudiantes valencianos estuvieran muy inspirados el día en que eligieron como presidente a un individuo que comenzó la semana intentando hacerse un hueco en el «star system» a sangre y fuego y que acabó borrando a toda mecha su perfil de Facebook, porque una cosa es tirarse el moco cuando no te conocen ni en tu comunidad de vecinos y, otra muy distinta, tener las narices de mantenerlo cuando el riesgo es que te encierren por filoterrorista.
Este pollo, cuyo nombre me niego a escribir más que nada por privarle de unas cuantas entradas en Google, que es en el fondo lo que le pone, no contento con querer paliar la falsa falta de calefacción en un instituto instigando a los suyos a prenderle fuego a todo lo que pillen, arde en deseos de que algunos políticos vivan teniendo que mirar debajo de su coche todas las mañanas. Pues mira qué bien.
Sus padres, aparte de pagarle el corte de pelo Otegui, porque el prenda es de trabajar más bien poco en horario fuera de manifestación, estarán encantados de tener semejante joyita en casa. Sinceramente no sé cuál es el trauma que puede moverle a segregar más odio que saliva, ni si ha conseguido ligar más a raíz de salir en la tele, ni si guardará en un álbum los recortes de prensa en los que aparece arengando a las masas megáfono en mano para enseñárselo algún día a sus hijos. Lo que sí hay que agradecerle es que haya demostrado, una vez más, que en este país basta con que un energúmeno se ponga un pañuelo palestino al cuello para que un político desesperado lo siente en el Parlamento regional y una Delegada medio lela lo reciba a la hora del té. Una pena, oigan.
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