Nueva York

Libia: el 11-s Al Qaeda vengó a Bin Laden por Alfredo Semprún

Libia: el 11-s Al Qaeda vengó a Bin Laden; por Alfredo Semprún
Libia: el 11-s Al Qaeda vengó a Bin Laden; por Alfredo Semprúnlarazon

En efecto, la noche del 11 de septiembre de 2012, en Bengasi (Libia), un comando de Al Qaeda, sección Magreb, llevó a cabo un ataque coordinado contra el consulado de Estados Unidos. En Washignton, prefirieron ponerse de perfil y agarrarse a la teoría de la indignación musulmana por la difusión de un vídeo blasfemo contra el profeta. No hay que ponerse muy estrictos: están en elecciones. Lo mismo reza para el huracán de Nueva York, que fue una cosa enorme, pero que no justifica que la primera potencia del mundo sea incapaz de restablecer el suministro eléctrico, el agua y el gas una semana después. Ni siquiera la excusa del cambio climático podrá ocultar el deficiente estado de las infraestructuras básicas, su falta de mantenimiento y la obsolescencia de los equipos industriales. Puede que los neoyorquinos todavía estén deslumbrados por la enérgica reacción de Obama, en imágenes cuidadas hasta el extremo, pero mientras se sigan hallando cadáveres, las noches transcurran a oscuras y con frío, y las colas de las gasolineras tengan que ser organizadas a punta de pistola, el candidato demócrata corre el riesgo de que muchos ciudadanos salgan del encanto, precisamente, el martes de votación.

Que el retorno en «gran premiere» de Al Qaeda no era de esas noticias que alegran la campaña de un candidato gubernamental se entiende, pero que los grandes gurús del periodismo norteamericano no se coscaran de lo que había pasado tiene difícil explicación. El asunto nos deja, además, un serio motivo de reflexión sobre el impacto de las nuevas tecnologías de la información en la difusión de los hechos. Grabado por los teléfonos móviles, lo que vimos fue una multitud que salía de la sede del consulado estadounidense incendiado. Otras imágenes mostraban a un grupos de libios transportando al embajador Stevens, que aún parecía estar vivo. La conclusión, inmediata, fue que la turba, excitada por la película blasfema, había asaltado la sede diplomática. Nada más lejos de la verdad: esa muchedumbre se presentó en las ruinas del consulado después del ataque de Al Qaeda y de que un grupo de agentes de la CIA hubiera conseguido evacuar a los empleados. La multitud entró en el recinto, parte del cual todavía estaba en llamas, para ver qué «recuerdos» se podían llevar. Fueron ellos los que encontraron desmayado al embajador en una de las habitaciones y quienes le rescataron. Nadie se lo explica, pero ni los agentes de la CIA ni sus subordinados consiguieron dar con él en el momento de la evacuación.

Los testimonios son concluyentes: sobre las nueve y media de la noche del 11 de septiembre, un centenar de hombres armados, con el aspecto típico de los mujaidines, lanzaron un ataque con cohetes contra el consulado. La milicia encargada de la protección del edificio fue «invitada» a retirarse y no se hizo de rogar. Los marines encargados de la seguridad interior aguantaron el asalto durante 45 minutos, hasta que llegaron los refuerzos de la CIA, cuya sede se encontraba a un kilómetro y medio de distancia. Justifican el retraso en que carecían de armamento pesado y no consiguieron contactar con sus aliados libios. Todos los empleados fueron trasladados a una enorme finca que el embajador Stevens había alquilado previamente para una contingencia similar. Uno de ellos, el encargado del espionaje electrónico, iba gravemente herido y falleció poco después. El traslado se hizo bajo protección de los milicianos locales. Una vez en la finca, mientras se esperaba la llegada de refuerzos militares norteamericanos de Trípoli –ocho soldados–, los terroristas de Al Qaeda, que conocían perfectamente la existencia de ese refugio, lanzaron una andanada de morteros muy precisa, seguramente guiada por un sistema de puntería electrónico. Murieron dos guardias de seguridad estadounidenses y dos ex comandos especiales de la Marina, el mismo cuerpo que mató a Bin Laden. Luego, se retiraron sin ser molestados por nadie.

 

Otro buque argentino corre riesgo de embargo: esta vez en suráfrica
Ya saben que hace más de un mes que el buque escuela de la Armada argentina «Libertad» se encuentra retenido en Ghana por orden judicial. Pues bien, el mismo «fondo buitre» que consiguió el embargo de la fragata, ha puesto sus malignos ojos en la corbeta «Espora», que se encuentra en reparaciones en la ciudad de El Cabo, en Suráfrica. El fondo ya ha reunido a su equipo de abogados y prepara una demanda en los tribunales suráfricanos, que, dado su origen británico, siguen una jurisprudencia equivalente a la de Ghana en asuntos de deudas e impagos. El Gobierno de Cristina Fernández ha pedido seguridades a Maite Nkoana-Mashabane, ministra de Exteriores, pero ésta duda mucho.