España
Mucha memoria por Fernando de Haro
«Hablamos sólo del hecho cinegético». Hace tres años el ex ministro de justicia Mariano Fernández Bermejo se ponía así de pedante. Reconocía que había estado cazando con Garzón en la finca Cabeza Prieta. El juez de la Audiencia instruía entonces el caso Gürtel, trama relacionada con el entonces partido de la oposición. El juez fue «arbitrario», «totalitario», «laminó derechos» y llevó a cabo prácticas «propias de sistemas políticos ya superados». Es lo que ha dicho ahora el Supremo, que lo ha condenado por prevaricación. La sentencia recuerda que «la verdad no puede alcanzarse a cualquier precio». En este caso el precio han sido derechos fundamentales. Nuestra democracia es muy joven. Por eso necesitamos que se nos recuerde lo peligroso que es separar fines y medios, separar el método que se utiliza y la verdad que se persigue –ya sea jurídica, política o existencial–. En el «caso Gürtel», Garzón vulneró el derecho a la defensa, y en el caso del franquismo, sobre el que todavía no hay pronunciamiento, intentó utilizar el derecho para destruir uno de los bienes más preciados de nuestra historia: la reconciliación entre los españoles. El 14 de julio de 1976 se podía leer en Mundo Obrero, órgano del PCE, las siguientes frases: «El anhelo multitudinario de amnistía no puede ser burlado. La amnistía es la condición primaria de la reconciliación de los españoles y de la restauración de la libertad». Era la izquierda la que reclamaba la Ley de Amnistía, que impide a Garzón reescribir la transición. Era la izquierda y era toda España la que entonces hablaba de reconciliación. No hubo olvido entonces, hubo mucha memoria, de la buena.
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