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El G-8 exige a Gadafi que abandone el poder en Libia

Rusia abandona al dictador y acepta ejercer de mediador

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PARÍS- Capitular y marcharse. Esa es la única salida que el G-8 le reserva al líder libio Muamar Gadafi, al que ayer, reunidos por segundo día en la ciudad normanda de Deauville, conminaron en su declaración final a que cese la violencia contra la población civil.
«Si se va, evitará mucho sufrimiento al pueblo libio; si persiste pagará las consecuencias», aseguró amenazante el anfitrión de la cumbre, el presidente Nicolas Sarkozy, que anunció una intensificación de la intervención militar en Libia por parte de las naciones que encabezan la coalición internacional para doblegar a las fuerzas leales al dictador y que el primer ministro británico Cameron confirmó al reconocer que «la operación ha entrado en una nueva fase».
Horas antes, el presidente Barack Obama prometía junto al dirigente galo tener la «firme determinación» de «acabar el trabajo» empezado. Un objetivo para el que han pedido la mediación de Rusia, que se abstuvo de votar la resolución 1793 de la ONU, pero que ha aceptado la misión. Menos beligerantes se mostraron con otro autócrata, el sirio Bachar el Asad, al que amenazaron con endurecer las sanciones contra su régimen si no cesa la represión civil, aunque renunciaron en la declaración final a incluir el recurso a las Naciones Unidas. Algo reticente en un principio, Sarkozy se avino a admitir que al presidente sirio sólo le quedan dos opciones, como ya advirtió Obama el pasado 19 de mayo: «dirigir la transición democrática o marcharse». Un llamamiento al cese del uso de la fuerza que hicieron extensivo también a Irán y Yemen.
Precedido por una sucesión de revoluciones árabes que han llevado la democracia a Túnez o Egipto, el G-8 de Deauville espera ser recordado como el iniciador de una cooperación global para ayudar a los países de la región que tengan las mismas aspiraciones de mayor libertad. Los ocho grandes acordaron contribuir con una suma de 20.000 millones de dólares a través de los distintos bancos multilaterales para el desarrollo, además de otros 20.000 millones de aportaciones bilaterales para 2011-2013.
La declaración final apremia a israelíes y palestinos a que reactiven el estancado proceso de paz. «Hay urgencia», dijo Sarkozy, «y la primavera árabe ofrece una oportunidad», añadió antes de concluir que la situación debe desbloquearse en los próximos meses.