Asturias
El Círculo perfecto
Millones de familias españolas empezaron a leer gracias a este club de lectura que cumple 50 años. Los Príncipes de Asturias presidieron la celebración de esta efeméride
Ha sonado el telefonillo: «¡Círculo de Lectores!». Abrimos. La voz resulta familiar. Es el agente que esperábamos con nuestro último pedido. Así ocurre en toda España desde hace ya cinco décadas. Medio siglo desde aquel 11 de septiembre en el que salía a la calle la primera revista. Corría el año 1962 cuando el empresario alemán Reinhard Mohn, presidente del grupo Bertelsmann y José Esteve, de la editorial Vergara, fundaban el primer club español del libro –único que se mantiene en la actualidad–. Arrancaba en un país que se recuperaba de la postración económica sufrida en la postguerra. Era la época de los Planes de Desarrollo. Marisol y Rocío Dúrcal triunfaban en el cine. Gregory Peck protagonizaba «Matar a un ruiseñor» y Berlanga estrenaba «Plácido». Salten 50 años.
«Dinamizador del libro»
Ayer, el presidente del Grupo Planeta, José Manuel Lara –acompañado de su esposa Consuelo García Píriz– (en 2010, Planeta y el Grupo Bertelsmann firmaron un acuerdo por el que el primero entró con el 50% en el accionariado), reconoció «el mérito del Círculo como dinamizador del libro en España. Creó lectores, un mercado y cultura. El mérito es suyo, porque Planeta acaba de llegar», añadió. Por su parte, el Príncipe Felipe destacó que «en este contexto de crisis, el modelo empresarial del Círculo puede aportar ejemplos positivos como la iniciativa de la plataforma digital Booquo».
También asistieron al evento el secretario de Estado de Cultura, José María Lasalle, el Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa y el director del Instituto Cervantes, Víctor García de la Concha, entre otros.
En España se leía muy poco. La apuesta era arriesgada y costosa y Vergara lo dejó pronto. Llevar el libro a casa era una forma de lograr que aumentara el número de lectores. Tras décadas de penuria y de elevado analfabetismo, la consideración social del libro era escasa entre amplias capas de una población española que experimentaba entonces un fuerte crecimiento demográfico. Este incipiente desarrollo económico hacía cambiar la valoración del libro como instrumento de progreso social, pero su demanda se encontraba con un escaso número de librerías y bibliotecas.
Había que crear y extender hábitos de lectura y esta labor se acometería sobre cuatro pilares, la captación permanente de socios, la atención domiciliaria y personalizada, la elaboración de un cuidado programa de publicaciones y la edición de una revista trimestral –ahora bimestral–, cauce de comunicación entre los suscriptores y el club. Tras más de diez millones de socios y millones de libros vendidos, la influencia del club de lectura ha sido capital en la formación de varias generaciones de jóvenes españoles. Cincuenta años después, la editorial avanza en la nueva era digital fiel a los criterios de excelencia con que fue fundado.
Al principio se centraron en la edición de clásicos españoles y universales, literatura popular, divulgación y libros de consulta, infantiles y música. Las tiradas alcanzaron cifras espectaculares para la época. Popularizar el libro fue uno de sus méritos esenciales, así como facilitar el acceso a amplios segmentos de la sociedad. Para ello, la figura del agente ha sido esencial, como es el caso de Natividad Domínguez, de 53 años –Nati–. Una veterana que lleva 25 años visitando a socios en la zona de Coslada y los considera casi parte de su familia: «Comencé en 1987 porque soy lectora. Lo mejor de este trabajo es el trato con la gente, que es muy educada. Algunos empezaron conmigo y otros, que ya estaban, siguen aún. Puedo visitar a 15 o 20 cada día. Me piden que los aconseje y eso es bonito, se crea mucha confianza. Lo peor es el frío y el calor o ir cargada y tener que volver si no están en casa». Atiende a unos 240 socios, aunque la media es de 200 por agente. Tantos años dan para muchas anécdotas: «Una mujer no encontraba el dinero para pagarme. Al llegar a casa me llamó y me dijo que ya había encontrado el monedero, lo había metido en el congelador con la carne».
Por encima de un organigrama empresarial bien estructurado ha prevalecido un espíritu familiar de trabajo, con 19 delegaciones distribuidas por España. Jesús Martín es un delegado de Madrid, venía del mundo editorial, pero lleva 20 años aquí porque valora la labor y el trabajo: «Proporcionamos libros a gente que jamás ha comprado uno en una librería». Un delegado coordina a los agentes mediante jefes de zona y los instructores se encargan de formar a los agentes: «La media de libros que compra un socio al año varía según el nivel económico y cultural de la zona. Los altos, entre 7 y 10 libros y los bajos, 3 o 4. Los muy lectores aprecian el extra de calidad de las ediciones. Hay un 40% de socios que nunca han comprado libros fuera del club». En cuanto al perfil de los lectores: «Es superior en mujeres, casi el 60%, aunque en muchos casos el socio es la familia y, aunque esté a nombre de uno, piden todos. Ellas, novela de consumo, y los hombres, literatura o ensayos». «Gracias a este trabajo hay personas que leen en España y este aspecto social es importante. Aunque pensé que internet nos quitaría mucho, yo veo a muchos enganchados», dice Óscar Encinas, responsable de una oficina.
Cada año se pone a disposición de los lectores un catálogo de 300 obras seleccionadas y la media de ventas es de 8 millones de libros. Con un millón de socios en la actualidad, también ha apostado fuerte por las nuevas tecnologías. Como en el caso del papel, la apuesta digital del Círculo se basa en la calidad del programa y las ediciones y en la cuidada atención a las personas que optan por la lectura electrónica. Muchos socios ya se están pasando al libro digital. A través de la web pueden acceder a la revista y contenidos extra o ejercer como jurado en el Premio Círculo de Lectores de Novela. Iniciativas no faltan y años para cumplirlas tampoco.
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