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José María Íñigo: «No voy de adivino en Eurovisión»

Desde el pasado viernes, estudia en Düsseldorf el perfil de cada uno de los 43 participantes que buscan hacerse con un hueco en la final de Eurovisión que tendrá lugar el sábado. Hoy (a las 21:00, por La 2) tiene lugar la primera semifinal sin un claro favorito, al menos para José María Íñigo el responsable de retransmitirlo.

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–¿Le costó a TVE convencerle para esta aventura?
–Absolutamente nada. Antes de saber lo que era exactamente, dije que sí.

–Quizá porque no es la primera vez que se enfrenta al festival...
–Ya compartí micrófono en Copenhague hace seis años con Beatriz Pécker. Además, cuando el festival era en blanco y negro puse voz a los puntos, decía aquello de «United Kingdom, four points».

-Sustituye al frente del micrófono a José Luis Uribarri. ¿La sombra de su predecesor es alargada? ¿Teme las comparaciones?
–En absoluto. La gente tiene todo el derecho a comparar todo lo que le dé la gana. Pero se puede comparar entre personas que hagan lo mismo. Yo no hago lo mismo que él. No voy de adivino por ahí.

–¿Cómo va a contar el festival?
–Voy a pasar inadvertido, que es lo que uno tiene que hacer, rellenando los huecos que me dejen para hablar. Tengo que ser como la música en las películas: útil y eficaz, pero a poder ser que nadie se dé cuenta que, existo, no molestar al espectáculo que reside en el propio festival, en los artistas y en las canciones. No quiero ser protagonista de nada.

–Apenas tiene 30 segundos entre canción y canción. ¿Ha ensayado sus presentaciones exprés?
–Llevo 40 años en esto y no necesito hacerlo.

–¿Qué destacaría de Lucía Pérez y su «Que me quiten lo bailao»?
–El entusiasmo en sus actuaciones. Es muy joven pero con mucho oficio, sabe cantar. Si sabe aprovechar esta oportunidad, le espera una larga vida como cantante. Así pasó con Soraya. Los votos no le acompañaron, pero ella defendió el tema estupendamente, ha sabido trabajar duro después y ahí está. Estar pendiente de que Serbia o Armenia te voten no lleva a ningún sitio.

–¿Y si quedamos los últimos?
–No me preocupa el lugar en que quede España, es lo de menos. Lo importante es poder asomarse a un escaparate de doscientos millones de espectadores. Ahí está el premio. ¿Quién sería capaz de taraear la ganadora del año pasado? ¿Y quién recuerda cuál fue la última? 

–Sabe que el día después de Eurovisión habrá quien vuelva a pedir la salida de España del certamen...
–¿Y por qué no hay que participar? Por favor... Hay que estar ahí todos los años. Ganar es lo de menos.

–Ha arrancado «Supervivientes». En 2006 relataba desde República Dominicana el día a día de los robinsones. ¿Será más fácil sobrevivir a Eurovisión?
-Por supuesto. Tuve secuelas físicas. Pasé dos años muy malos, llegué a estar en silla de ruedas. Ya no puedo subir las escaleras de dos en dos ni mucho menos, pero todo pasa, y me quedo con los buenos recuerdos.