Reforma constitucional
Nuevos tiempos
El súbito colapso del comunismo sorprendió a la izquierda mundial, huérfana desde entonces. Y la crisis ha terminado por hundir esa versión light del socialismo que conocemos como socialdemocracia. Hoy, el vigor intelectual ya no procede de la izquierda. Allí abundan las consignas, no las ideas. El viento de los nuevos tiempos agita una recuperación de valores fundacionales de nuestra civilización: la libertad individual, la responsabilidad personal, la distinción entre el bien y el mal. Discurso que ya está en marcha en la Gran Bretaña de Cameron, en la Alemania de Merkel, en la América desencantada con Obama. Cada uno con sus matices, pero todos con dos ideas comunes: el Estado no puede sustituir el esfuerzo personal y el bienestar no puede construirse sobre el endeudamiento de nuestros hijos. No basta un cambio de gobierno. Es un cambio cultural el que proponen. Medirá su capacidad de liderazgo. Siete de cada diez españoles opinan, según el CIS, que «el Estado debe ser responsable del bienestar de los ciudadanos». Sólo cinco de cada cien defienden que cada uno es responsable de su propia ventura. El fervor estatista de los españoles se ha multiplicado en los últimos 20 años y es compartido más allá de diferencias ideológicas, educativas o de clase. Es una demostración de la hegemonía cultural de la izquierda, aún vigente. ¿Quién se atreverá a explicar a los españoles que la eficacia del Estado ya no podrá medirse por los subsidios que reparta, sino por las oportunidades que ofrezca?
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