Asuntos sociales
Tarjeta roja a Igualdad: el fracaso del Ministerio de Aído
La década arroja el peor dato de mujeres asesinadas pese a los 1.000 millones de gasto
Madrid- El número de víctimas mortales por violencia de género en España en lo que va de 2010, el peor año de la última década, pone en evidencia el papel del Ministerio de Igualdad, creado en 2008 para combatir esta lacra social. El principal problema del departamento de Bibiana Aído es que aunque ha hecho muchas declaraciones de intenciones, ha cumplido pocas. La Ley de Igualdad de Trato, aún sin desarrollar, y la Ley del Aborto, sus principales «logros», han reunido a los sectores educativo, judicial, político y social en su contra. A nivel social, las cifras son demoledoras. Desde el 1 de enero, han muerto 32 mujeres, sólo cinco de las cuales habían presentado denuncia. ¿Qué está pasando? ¿Hay una verdadera concienciación social? ¿Es más importante la Ley del Aborto que la violencia?Los datos indican que, a pesar de las campañas informativas, la creación de juzgados de Violencia de Género, las ayudas para las maltratadas y las campañas de publicidad, el mensaje no cala. Para Sandra Moneo, portavoz del PP en la Comisión de Igualdad, «lo único que (el Ministerio) ha hecho ha sido aprobar una Ley del Aborto que nadie demandaba», asegura la diputada. «Conseguirá que se disparen las cifras de interrupciones del embarazo y que se utilice la píldora del día después como un anticonceptivo más», añade. «Hemos pedido la comparecencia de Aído para que haga balance de sus dos años de gestión que, en mi opinión, ha sido nefasta».La ministra expondrá el miércoles en el Congreso sus previsiones ante la inminente aplicación de esta polémica norma, que entrará en vigor el próximo mes de julio, y sobre la futura Ley de Igualdad de Trato y No Discriminación, cuyo proyecto será remitido al Parlamento en breve. Para Moneo, no se entiende cómo el año pasado «nos vendieron la bajada de los asesinatos, como si fueran ‘‘brotes verdes'', en lugar de hacer una reflexión rigurosa del problema». El número de mujeres asesinadas en 2010 es un 45 por ciento superior a la cifra de 2009 y «cada vez denuncian menos, porque no se sienten protegidas», recalca.En opinión de la parlamentaria, «falla la prevención y la información. La ley no se desarrolla y no se aportan los medios necesarios, porque el Ministerio gasta el 60 por ciento de su presupuesto en gastos corrientes y de personal. No es normal que en algunas comunidades haya sólo cuatro policías para proteger a 100 mujeres».Esta realidad provocó que la UE sacara los colores al Gobierno por las presiones que ejerce para que se apruebe cuanto antes la llamada Euroorden –orden de detención europea– antes de que termine la Presidencia española, a la que le quedan dos semanas. Según Moneo, Aído «se preocupa más de ponerse medallas que de proteger a las víctimas».
Críticas de la UELa polémica de la Euroorden fue tachada la semana pasada de «chapucera» por la comisaria de Justicia, Viviane Reading, que calificó la Presidencia española de «poco razonable» y de utilizar a la UE como «una marioneta» para sus propios intereses nacionales.A nivel judicial, la situación tampoco mejora. La puesta en marcha de los juzgados de Violencia de Género no han evitado un colapso que ha provocado que algunas denuncias prescriban.También se produce falta de coordinación e información. De las 3.000 pulseras antimaltrato puestas a disposición de los juzgados, sólo un 10 por ciento están operativas, a pesar de que hay medio millar de mujeres en situación de alto riesgo. El delegado del Gobierno para la Violencia de Género, Miguel Lorente, reconoce que los jueces no las utilizan por falta de información, porque tienden a «justificar» algunos casos de maltrato como algo «natural» en una relación de pareja o porque creen que los GPS vulneran los derechos de los maltratadores. Otro frente abierto es el de las denuncias falsas que, según el juez de Familia de Sevilla Francisco Serrano, están provocando el suicidio de muchos hombres. Lorente considera, por su parte, que estas afirmaciones sólo contribuyen a lanzar «un mensaje de indefensión» para las mujeres y de desconfianza en la Justicia. Y debe de haber calado, porque las víctimas apenas denuncian a sus verdugos. Sólo cinco de las 32 fallecidas este año lo habían hecho. Otro obstáculo, quizá el más grave, es, en palabras de Lorente, que las víctimas no son capaces de prever el peligro que corren. Conclusión: los dos años de trabajo del Ministerio no han servido de nada; no hay concienciación social y falla la política informativa. El punto de partida para acabar con esta lacra es la educación. Pero en este ámbito tampoco se están haciendo las cosas bien. Para la vicepresidenta del sindicato de profesores ANPE, Carmen Guaita, «el auténtico Ministerio de Igualdad es el de Educación». «Todas las políticas anunciadas por Aído se han quedado en símbolos. Lo único que se ha hecho ha sido retocar libros de texto para modificar el género de algunos términos». «Una política de gestos es importante, pero si no se la dota de contenidos, no sirve de nada».
Mensajes dañinosUno de los problemas que más preocupa al profesorado es cómo los adolescentes tienen interiorizada la desigualdad entre chicos y chicas. «En la escuela no podemos hacer nada contra los mensajes que reciben a diario los jóvenes, cuyos referentes son películas, series y programas de televisión cargados de estereotipos machistas. Es muy importante intervenir a este nivel para conseguir avanzar. Hasta ahora, el departamento de Aído ha incidido en lo anecdótico y ha dejado fuera lo esencial. No ha entrado en estos temas».
Un fenómeno juvenil en alzaLos expertos alertan de un fenómeno juvenil que está imponiendo modelos machistas. Javier Urra, psicólogo del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, asegura que «a cada vez más chicas les gustan los machistas». «Es necesario enseñarles a resolver los conflictos, a aceptar la frustración y a practicar el autocontrol». Urra insta a «hacer un seguimiento de los niños que viven en un entorno de violencia de género» y a vigilar los divorcios, «en los que muchos padres utilizan a sus hijos como armas arrojadizas». «Las cosas van francamente mal, y el que crea que la ley y las pulseras son la solución está muy equivocado».
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