Roma
El Papa a los médicos: «Curar no es un oficio es una misión»
Ciudad del Vaticano- La ciencia no puede estar disociada del amor, pues sin él pierde la nobleza ya que es éste «el garante de la humanidad en la investigación». Benedicto XVI lanzó ayer esta advertencia en su visita al hospital Policlínico Gemelli de Roma, dependiente de la Facultad de Medicina y Cirugía de la Universidad Católica del Sagrado Corazón. En el 50 aniversario de la fundación de este centro médico y ante un buen número de médicos, enfermeros e investigadores, el Papa recordó que sólo gracias a la fe el hombre ha sido capaz de afrontar el sufrimiento y la muerte, sacando incluso de ellos el «bien» y la «vida»: «Curar no es un oficio, es una misión», dijo. «La cura de aquellos que sufren es por tanto un encuentro diario con el rostro de Cristo y la dedicación de la inteligencia y del corazón es una señal de la misericordia de Dios y de su victoria sobre la muerte», afirmó. Al analizar la situación de la ciencia y de la medicina hoy, el obispo de Roma celebró los «múltiples descubrimientos» y las «tecnologías innovativas», aunque lamentó las «inquietantes implicaciones» que a menudo conllevan. «Sobre el difundido optimismo del saber científico», advirtió, se cierne la sombra de una «crisis de pensamiento», que hace que el hombre contemporáneo viva condicionado por el «reduccionismo» y el «relativismo», responsables de que «se pierda el significado de las cosas». Al dejarnos cegar por los avances tecnológicos olvidamos la búsqueda de un sentido y hacemos irrelevante la «dimensión trascendente», lamentó Benedicto XVI, para quien la «mentalidad fundamentalmente técnica» provoca un «peligroso desequilibrio» entre lo que es «técnicamente posible» y lo que es «moralmente bueno».
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