Crítica de cine
Vuelve la censura
Vaya lío se ha montado con el Festival de Sitges y la proyección de «A Serbian Film». No puede opinar sobre la película porque no la he visto. Hace tiempo, bastante, que no acudo al Festival de Sitges. Las últimas ediciones a las que acudí, siempre por motivos profesionales, me dio mucha pereza lo de estar a las ocho de la mañana viendo las primeras proyecciones, en algunas ocasiones producciones que rozaban la serie z. Lo admito: no es mi cine.
Sin embargo, creo que se nos ha ido un poco la pinza en esta historia. Hablamos de cine, de ficción, de fotografiar la imagen para explicarle al espectador una historia. Nadie está obligado a ver una película. Para eso está la taquilla que hace de filtro.
Esto me recuerda a las horas de puritanismo que durante años condenó casi a la hoguera «Ulises» de Joyce, «El amante de lady Chatterlay» de Lawrence o «Lolita» de Nabokov. Todavía hay gente que cree que «Lolita» es una novela pornográfica, hecho que demuestra una grandiosa ignorancia propia de quien no ha leído ni una página de Nabokov. Y pasa lo mismo con las adaptaciones cinematográficas de la obra.
¿Tenemos que lanzar a la hoguera películas como «Holocausto caníbal»? Dejemos que la Justicia hable y esperemos buenas noticias.
Pues nada. Mañana mismo me cojo el AVE y me plató en el Museo del Prado. Espero poder destruir «Saturno devorando a sus hijos», el óleo de Goya. Seguramente alguien puede pensar que el cuadro fomenta el canibalismo paternal.
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