San Sebastián

Una sauna con seis malos «victorinos»

- San Sebastián. 7ª de la Semana Grande. Se lidiaron toros de Victorino Martín, parados, de media arrancada y deslucidos de juego. Más de media entrada.- Juan José Padilla, de tabaco y oro, media estocada (silencio); pinchazo hondo, estocada (silencio). - Antonio Ferrera, de azul y oro, pinchazo, estocada (saludos); pinchazo, estocada, aviso, descabello (saludos). - Diego Urdiales, de azul y oro, pinchazo, estocada (saludos); estocada, aviso, descabello (palmas).

Padilla banderillea al violín a uno de sus dos «victorinos» ayer en San Sebastián
Padilla banderillea al violín a uno de sus dos «victorinos» ayer en San Sebastiánlarazon

Hay cosas que ganan con el tiempo. La corrida lidiada en San Sebastián por Joselito el viernes se recordará por mucho. Visto está, ya queda. Y como si de un poso inalterable se tratara se irá agigantando tal vez con el paso de los días, de los meses, quién sabe si cuando llegue el invierno. Aquella bravura de «Juguete», por poner un nombre a los tres reyes que salieron en la corrida, valía más el día después. Mucho más cuando caminábamos escaleras abajo, arrastrados ya los seis toros de Victorino. La decepción nos había hecho presa. El triunfo en esto siempre es un camino de ida y vuelta y ayer le salió cruz al veterano ganadero. Poco más de dos horas duró el festejo, pero se hicieron eternas, bajo ese techo de Illumbe que se convierte en una olla a presión cuando el calor aprieta. Lo de ayer eran palabras mayores. Las ideas, de haberlas, estaban a fuego lento. Cocidas, recocidas, qué sé yo. Insoportable sauna. Se dilataba así la tarde en un sopor sumado entre la temperatura y lo que ocurría en el ruedo, o lo que no ocurría. Y lo que presumíamos que no iba a venir...

Ni primero ni segundo ni... No hubo un stop para una consecución de toros que no encontraron en la bravura condición en la que habitar. Qué va. Anduvieron los animales con las fuerzas sostenidas en el límite. Y defendieron su encaste en media arrancada que no iba a ninguna parte: ni para quitarse al torero del medio con un susto ni para regalarnos una embestida en condiciones. En las medianías se nos fue la tarde. La del apagón para el final de feria.
 
En la terapia del rescate, nos quedamos con la despaciosidad del quinto que acudía a ralentí al engaño. Entre me lo pienso y no, Ferrera le cosió una faena que en el hastío de lucimiento nos valió para salvar el rato. Con el segundo quiso hacer el esfuerzo ante un toro que le dio un pitonazo por el izquierdo nada más comenzar. Se puso por ahí. No volvió la cara y anduvo habilidoso después para sacarle los muletazos de uno en uno para que el toro no se le enroscara al cuerpo. Urdiales quiso hacer el milagro con la media arrancada zurda del sexto y la gente se lo valoró; imposible era ponerse por el otro. Todas las reservas del mundo le puso el tercero con el que se mostró solvente.

Padilla supo aprovechar el tercio de embestida del primero para cogerlo muy atrás y pasar el trance del cuerpo y resolver con el orientado cuarto. Tan sólo quedaron en Illumbe los rescoldos de bravura del día anterior. Y un calor para salir corriendo.