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Del pueblo y de la parroquia por Antonio María Rouco Varela

La Razón
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 De su condición de cristiano, nunca negada, Don Manuel Fraga hizo una base perdurable tanto en sus aspectos públicos como personales. Aunque en los pueblos se nota mucho la diferencia de edad, para mí era un amigo: yo era un chico de 10 años que miraba con admiración al joven de 25. Después, en encuentros de verano, como obispo auxiliar de Santiago y luego como arzobispo, muchas veces hablamos de las grandes cuestiones morales y espirituales, del hombre, de la vida, cuestiones vistas desde la perspectiva española, universal o desde Galicia. Con cierta gracia se hablaba en Galicia de la misa del domingo de Fraga: ninguna ocupación podía impedírsela. Lo cierto es que fue un paisano que estuvo cerca de la vida del pueblo y de su parroquia. De hecho, el Camino de Santiago fue para él, no sólo una recuperación cultural y económica para Galicia, sino una forma de ayudar a la recuperación espiritual de las generaciones jóvenes. Hoy recuerdo con cariño la Jornada Mundial de la Juventud de 1989 en Santiago en la que él participó, dos meses antes de que él ganase las elecciones con mayoría absoluta.

 

Antonio María Rouco Varela
Presidente de la Conferencia Episcopal