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Obama II era: Sueño o pesadilla

Desde la capital de Illinois, el Estado que en el que empezó su corta pero intensa carrera política, compareció ante sus seguidores recuperando su retórica efectista y electrizante que le dio la victoria en 2008. 

¿Sueño o pesadilla?
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Nueva York- El presidente norteamericano, Barack Obama, se desplazó ayer a primera hora de la mañana a Washington después de pasar su gran noche electoral con los suyos en los cuarteles generales de Chicago. Desde la capital de Illinois, el Estado que en el que empezó su corta pero intensa carrera política, compareció ante sus seguidores recuperando su retórica efectista y electrizante que le dio la victoria en 2008.

En su discurso de victoria envió un mensaje de unidad a la nación para superar el partidismo que divide profundamente a Estados Unidos. «La tarea de perfeccionar nuestra unión se mueve hacia adelante. Se hace por vosotros. Porque habéis reafirmado el espíritu que ha levantado este país. Somos una familia americana y nuestros valores están juntos como una nación», reconoció.

«Hoy en estas elecciones, vosotros los americanos nos habéis recordados que tenemos que levantarnos y sabemos en nuestros corazones que lo mejor está por llegar», aseguró el presidente de Estados Unidos, que ganó con una coalición de mujeres, latinos, afroamericanos, homosexuales y moderados. «Hemos peleado, pero porque queremos este país. Me gustaría sentarme con el gobernador Romney para ver cómo podemos trabajar juntos por Estados Unidos», subrayó el presidente en un tono conciliador después de protagonizar la campaña más negativa de la historia.

Finalmente, los estadounidenses han dado una segunda oportunidad a Obama después de cuatro años de promesas incumplidas, pero el presidente demócrata no va a contar con mucho tiempo para saborear su victoria. Tiene por delante una larga lista de desafíos y sólo el primero de ellos da vértigo:
«PRECIPICIO FISCAL»
Todo apunta que será el motivo de la próxima gran batalla entre el presidente Obama y el Congreso, dominado por los republicanos. «Precipicio fiscal» es el nombre con el que se ha bautizado el inminente «drama político» de Washington una vez que entre en vigor la próxima ley de control presupuestaria prevista para el próximo 1 de enero, a veinte días de la toma de posesión de la segunda legislatura del presidente demócrata. En la nueva normativa, se contempla los recortes temporales de impuestos a las nóminas y la expiración de reducción de impuestos para los pequeños negocios y las rentas más altas altas. También se incluyen la creación de nuevos impuestos relacionados con la reforma sanitaria de Barack Obama. Si los legisladores permiten que esta ley entre en vigor, los expertos auguran que el aumento de la presión fiscal en el contribuyente y la disminución del gasto podrían sumir a Estados Unidos en una nueva recesión. Los republicanos, por su parte, fieles a sus principios, se niegan a aceptar una subida de impuestos y exigen un recorte drástico del gasto público.
CREACIÓN DE EMPLEO
El presidente norteamericano consiguió en la pasada legislatura frenar la sangría del desempleo y reconducir la situación económica, una percepción positiva que ha permitido su reelección, pero aún queda mucho trabajo pendiente. Obama debe reducir la tasa de paro, que se ubica todavía en el 7,9%, una cifra récord para Estados Unidos. Los ciudadanos han depositado su confianza en Obama para que impulse la creación de empleo para que todos sus nacionales puedan acceder a un empleo y sueldo digno.
DEUDA
Obama debe encontrar la forma de reconducir la elevada deuda estadounidense de 16 billones de dólares, que tanto preocupa a los legisladores, sobre todo los republicanos, pero también a los ciudadanos. Esta campaña electoral estuvo marcada por el debate sobre el tamaño del Estado. Los conservadores consideran que la Administración norteamericana está creciendo a un ritmo muy superior a lo que hace la economía y, si no se reajusta, el Estado podría caer en la bancarrota en los próximos años.
EL CONGRESO EN CONTRA
Obama ha ganado la reelcción, pero el reparto del poder en Washington no ha variado. El Congreso ha vuelto a revalidar la mayoría republicana al obtener 232 asientos, dos menos que en las elecciones de 2010. El presidente será incapaz de hacer realidad todos los desafíos arriba citados si no encuentra un acuerdo con el Congreso. Obama debe hallar una forma de trabajar sobre todo con el congresista conservador de Ohio John Boehner, portavoz de la mayoría republicana en la Cámara de Representantes.
INMIGRACION
Los latinos volvieron a confiar en el presidente, con un 71% de los votos, y han sido decisivos en Estados como en Nevada, que dieron la victoria a los demócratas. Obama, por tanto, está obligado a cumplir su promesa de presentar una reforma migratoria. El objetivo de la iniciativa sería sacar de la sombra a los once millones de indocumentados que residen en el país.
AFGANISTÁN
Con un plan ya preparado para abandonar el país en 2014, tiene que asegurarse que las tropas afganas estén entrenadas para asumir el control de la seguridad de su país.
GUANTÁNAMO
El cierre de la prisión de la base naval de Estados Unidos en Cuba es una de las asignaturas pendientes del presidente. Fue una de las grandes promesas de su campaña de 2008, pero cuando llegó a la Casa Blanca se encontró con que ningún líder internacional ni ningún gobernador quería acoger a los detenidos de esta cárcel en su territorio.
IRÁN
Obama tendrá que resolver la cuestión del programa nuclear iraní. El presidente quiere agotar la vía diplomática, pero Israel podría lanzar un ataque contra las instalaciones nucleares en caso de que fracasase el diálogo.
ISRAEL-PALESTINA
La solución de los dos Estados para resolver el interminable conflicto árabe-israelí sigue en el aire. Obama podría dar un impulso a este asunto, aunque la división palestina y el escepticismo israelí complican la salida. En Estados Unidos, la cuestión se Israel se ubica en política internacional y nacional, debido al importante voto judío de Florida.
SIRIA
La guerra civil siria amenaza con desbordarse y Estados Unidos no puede permitir la volatilidad de la región en la que concentra tantos intereses. Obama, que ha pedido en diferentes ocasiones la salida de Asad, debe forzar, al menos, la retirada del sátrapa sirio si quiere dar una imagen de liderazgo.