Cambios en el PP
Rajoy compara al Gobierno con los «malos defensas que sólo dan patadas»
Tranquiliza al PP sobre los efectos del nuevo Ejecutivo y redobla su discurso social
MADRID- Mariano Rajoy da el primer paso frente al «nuevo viejo Gobierno» y la estrategia de Zapatero para retomar el impulso político. Internamente el PP es consciente de que empieza un nuevo partido, no en el plano de las iniciativas y de las reformas –dicen–, pero sí en el del discurso y la acción política. En Génova afirman que vuelve el «dóberman» y que el objetivo del PSOE es crispar aún más la confrontación partidista. Aunque también creen que las elecciones inmediatas y la crisis son metas insalvables para los socialistas. No hay tanto como preocupación en las filas populares, pero sí se han puesto alerta.
En cualquier caso, la respuesta oficial del líder del PP ha sido tranquilizar a los suyos sobre los efectos del nuevo Gobierno, negar los «mantras» de la «propaganda» del PSOE para esconder su «inanidad e ineficiencia» –como el de que el PP no tiene alternativa–, y ratificarse en su estrategia de oposición, pese a que le critiquen su perfil plano o que sólo esté centrado en la economía. Él instó ayer al PP a seguir el «libro» inspirado en los consejos de uno de sus asesores de cabecera, el sociólogo Pedro Arriola, es decir, a no apartarse de la moderación y del discurso social.
«No hagáis caso del ruido y seguid vuestro camino. Vamos muy bien y cada vez hay más gente con nosotros. Os pido que distingáis bien las voces de los ecos. Las voces que debemos escuchar son las de los parados, que cada vez miran más al PP; las de los pensionistas, que han visto sus pensiones congeladas; la de los jóvenes desilusionados y a los que les decimos que no aceptamos que tengan una tasa de paro del 42% y que tienen que creer en este país; y la de los emprendedores, a quienes les decimos «contamos con vosotros».
Rajoy explicó a la exigente militancia madrileña que el «nuevo viejo Gobierno» es una operación de imagen que ha iniciado su andadura «como los malos defensas, dando patadas y arremetiendo contra el PP». Quedó claro que su primer movimiento es ningunear su alcance y ayer echó también mano de las cifras y de las contradicciones en el discurso de Zapatero. «Ése es el valor de su palabra», proclamó como punto y final de las previsiones optimistas sobre la crisis que ha hecho el presidente.
Junto con los discursos para alimentar el rifirrafe dialéctico, el PP engrasa ya su maquinaria electoral en cada comunidad. La convención madrileña ha sido una plataforma desde la que lanzar una intensa precampaña en la que el voto y las urnas se imponen sobre las históricas diferencias entre Aguirre y el alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón. Ayer, de hecho, volvieron a regalar al presidente nacional una imagen de unidad y éste les reivindicó como ejemplo del gobierno que pondrá en marcha si gana las generales.
Tanto la presidenta regional como el alcalde de Madrid cargaron contra el nuevo Gobierno al asegurar que la remodelación sólo responde a una operación de propaganda. «Decir Rubalcaba es decir la ruina de la educación española», afirmó Aguirre. Por su parte, Gallardón, que calificó al PSOE de Zapatero de «izquierda radical», reclamó una «derecha moderada y centrada».
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