Elecciones municipales
Pobreza municipal
Los ayuntamientos están caninos. Siempre han sido los hijos de un dios menor de la administración pública, y en época de crisis lo pasan peor que nadie, porque son los encargados de mantener y pagar los servicios básicos. El Ayuntamiento no puede explicarle al ciudadano que no recoge la basura, no limpia las calles, no arregla las averías, no presta atención al anciano, ayuda al inmigrante, porque la crisis ha mermado sus ingresos. Hay ayuntamientos que están haciendo encaje de bolillos para poder abonar las nóminas; ayuntamientos que estaban acostumbrados al dispendio, y aprendieron muy bien a gastar, pero no a convivir con las vacas flacas. Hace unos días, la presidenta de la Comunidad pidió abordar la financiación local, «porque hay ayuntamientos que están al límite y no pueden pagar las nóminas». Eso es cierto, como cierto es que ningún partido ha tenido en cuenta la necesidad de un gran pacto municipal, como en su día se hizo un pacto autonómico. Ahora los ayuntamientos están con el agua al cuello y quien debería hacer esfuerzos por lanzarles un salvavidas, el presidente de la FEMP, Pedro Castro, se da la vuelta y huye de la playa.
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