Fallece Di Stefano

Vana ilusión

La Razón
La RazónLa Razón

Las vanas esperanzas destruyen la felicidad de los hombres. Sandro Rosell, presidente del Fútbol Club Barcelona, quiere recuperar a Cesc Fábregas, jugador nacido en La Masía, que se marchó con 15 años a jugar al Arsenal y en cuyo futuro está escrita la posibilidad de que releve en el centro del campo del conjunto azulgrana a Xavi por razón de edad. Ahora, también tendría cabida en el equipo. Es tal vez la mayor ilusión de la masa azulgrana. El jugador tiene también el confesado deseo de volver a casa. Ello no obsta para que algunos medios de Madrid interpreten una frase de chico educado como la posibilidad de que el jugador también aspire a formar parte del Real Madrid. En el futbolista catalán no se concibe aquello de que la ilusión de su vida es fichar por el club del Santiago Bernabéu. Su deseo es acabar en el Barcelona, club que le garantiza la consecución de títulos, lo que no le proporciona el Arsenal. Y en este aspecto Cesc es ambicioso. No le apetece pasar su vida profesional de frustración en frustración. No puede dejar todas sus grandes satisfacciones futbolísticas en la Selección española. Cesc parece que, en Madrid, acabará castigado al papel de recurso periodístico dado que el asunto del «Kun» Agüero no se sustancia. En época estival a falta de partidos del siglo tiene venta publicitar un presunto enfrentamiento entre Real Madrid y Barcelona por un jugador. En este caso el duelo sería a pistola dado que en ninguno de los clubes hay especialistas en esgrima. Pero por Cesc no llegará la sangre al río. Posdata. Cesc no se convertirá en nuevo Figo. Además de dinero hay sentimientos.