Barcelona

Serafín Marín y Antonio Barrera triunfan en la Monumental

- Barcelona. Se lidiaron toros de San Miguel, con poca fuerza, aunque nobles. El 6º fue devuelto. Un tercio de entrada en los tendidos.- Eugenio de Mora, de gris perla y oro, pinchazo, estocada entera, aviso, descabello (saludos); media tendida (saludos) . - Antonio Barrera, de azul marino y oro, estocada tendida (oreja); pinchazo hondo, estocada casi entera, dos descabellos, aviso, (oreja). - Serafín Marín, de rosa pálido y oro, estocada entera (oreja) estocada caída (oreja).

Serafín Marín y Antonio Barrera salen a hombros en Barcelona
Serafín Marín y Antonio Barrera salen a hombros en Barcelonalarazon

Se guardó un minuto de silencio por el aniversario de la muerte de Joselito «El Gallo». Serafín Marín hizo el paseíllo ataviado con una barretina y envuelto en una senyera a modo de capote de paseo. Eugenio de Mora tuvo en contra, en su primero, el viento que arreciaba ante un toro distraído y sin fuerzas. Aun así, acabó sometiendo a la vez que imprimía ligazón a los muletazos.

«Por Barcelona»El cuarto lucía astifinas defensas, pero poco trapío, Eugenio de Mora se lo llevó a los medios y sólo comenzar la faena el animal ya doblaba las patas. Los esfuerzos y voluntad del toledano fueron baldíos y alargó en exceso la labor. El segundo de la tarde salió con pocas fuerzas y acabó rayando la invalidez. Antonio Barrera lo toreó en el centro del ruedo con temple y dejando pausas entre las tandas. Cuando el toro cayó en la arena, la emoción era imposible. El diestro entró a matar con fe exclamando: «Va por Barcelona», y enterró con acierto el estoque. Aprovechó la nobleza del quinto, quedándose muy quieto, centrado, y en un palmo de terreno. Mediada la faena, se descalzó, consiguiendo naturales brillantes, con gusto y recreándose. A pesar de su mal acierto con los aceros, el público solicitó con fuerza la oreja, que el presidente concedió. Mostró el apéndice y lo señaló hacia el cielo, recordando a su padre, recientemente fallecido.La poca fuerza del tercero en los dos primeros tercios provocó la protesta de los aficionados. En la muleta embestía con nobleza pero le faltaban las fuerzas, resultando la labor de Marín un tanto deslucida. La gran estocada del estilado diestro le valió el premio de una oreja. Con el sexto bis, Serafín inició por estatuarios elegantes. Citó de lejos en los medios, adelantando la muleta y ligando los pases. Sólo los frecuentes enganchones restaron puntos a su labor.