Energía nuclear

Un acto responsable

La Razón
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Fukushima se ha convertido en el epicentro de la información mundial y no sólo por el futuro incierto de sus cuatro reactores, sino porque ha reavivado el eterno debate nuclear. Éste llega en un momento de grave crisis del petróleo por las revueltas norteafricanas, y cuando se había generado una corriente de opinión mundial más favorable a la energía nuclear.

El discurso antinuclear no surge de un conocimiento profundo de su funcionamiento, ni de la relación entre riesgo y beneficio, sino del pánico a que se repita Chernóbil. Y el miedo, que es libre e incontrolable, no desaparece con alegatos altisonantes pronunciados por políticos oportunistas que se apuntan a la causa verde para ganarse el favor de sus ciudadanos.

La explicación dada en Chernóbil fue el pésimo mantenimiento al que los rusos habían sometido a la central, que no sirve en el caso japonés. Ayer, Zapatero, contrario a priori a la energía nuclear por los altos riesgos que conlleva, asumió su responsabilidad como presidente y lanzó un mensaje tranquilizador en el sentido de que nuestras centrales están sometidas a rigurosos exámenes. Reconoció que el debate es difícilmente controlable y cumplió con su obligación de pedir al Consejo de Seguridad Nuclear informes estrictos y exhaustivos sobre la ubicación de las centrales españolas y su preparación para afrontar catástrofes naturales.