La guarida del etarra

Se trataría de una casona familiar, de apenas tres pisos, situada en el barrio de Alaberga en el número 55, en la que el ex dirigente se escondió durante el tiempo que estuvo libre y al que tendría pensado volver a vivir junto a su hermano el mediano (uno de los que le acompañaron a su salida de Soto del Real) en la casa que pertenecería a la madre, según informaron ayer a este diario fuentes conocedoras del asunto. Una vivienda complicada de localizar puesto que no se respeta la numeración correlativa de las edificaciones y no existen nombres de calles.
Al contrario de lo que se pueda pensar, no se trata de un barrio en el que los simpatizantes abertzales sean, ni mucho menos, mayoría.
 «Es un barrio normal y gran parte de los vecinos son jubilados», afirma una vecina de la zona. Como en cualquier otro balcón, la bandera a favor de los presos de ETA no es infrecuente, pero nada que ver con otro de los barrios conocido, como Olivet. Allí, los continuos recordatorios a la banda terrorista se mezclan con las infraestructuras. Entre ellos, un mural donde se recuerda a los denominados «presos políticos vascos» de la localidad, y la llamativa presencia de un cartel anunciando los resultados electorales tras el 22-M. Para que nadie lo olvide.
En la localidad natal del etarra, la coalición abertzale Bildu fue la lista más votada y consiguió ocho concejales. Pero sin mayoría absoluta, gobierna con el apoyo del único edil de Ezker-batua, haciendo inútil la posible alianza entre PSOE y PP. El problema fue, una vez más, el PNV, según los concejales populares de la localidad. «Para prevenir que saliera la candidata del PNV, los nacionalistas votaron en blanco», mientras que los populares acordaron «votar al PSOE como segunda fuerza mas votada» para impedir la entrada de Bildu, afirma el concejal popular José Manuel Herzog, que confirmo además la estrategia que la banda terrorista ha planeado de llevar a gente «limpia» en las listas para rodearlos después de la vieja guardia.
«El alcalde es un chico joven, abogado, con formación y muy accesible», asegura. Pero en la sombra, Bildu ha colocado a Carlos Murua, vinculado con la ilegalizada Batasuna durante años y dirigente abertzale de primera línea.