Organizaciones deportivas
OPINIÓN: Dopaje y alto rendimiento
Aunque el uso de sustancias prohibidas para mejorar el rendimiento no es una novedad en el deporte, la literatura científica existente sobre la etiología del uso del dopaje es muy limitada y relativamente novedosa.
Petroczi y Aidman (2009) observaron que el dopaje en los deportes se hace de forma deliberada y planificada, y subrayan la importancia de las actitudes predopaje para predecir el uso de estas sustancias en el futuro. Una de las teorías explicativas del «doping», denominada teoría de la conducta planificada, propone que el antecedente inmediato para la conducta actual son las intenciones de llevar a cabo esa conducta, lo que refleja la motivación y la determinación de la persona en comprometerse en esa conducta. Otra teoría es la del modelo de creencias saludables; la conducta de dopaje de los atletas está en función de una serie de factores: coste/beneficio, personalidad y moralidad, legitimidad y sanciones, contexto social (grupo de referencia) y actitudes hacia el dopaje.
La conducta de dopaje no es el fin último sino más bien un medio para conseguir un fin. Se puede argüir que el fin último es la victoria o lograr un objetivo específico relacionado con el deporte (batir un récord), y puede variar de atleta a atleta.
Motivos para doparse: mejorar el rendimiento incrementando la fortaleza, la resistencia, el nivel de activación y la competitividad; disminuir el tiempo de reacción, la fatiga, la ansiedad y el temblor muscular. Aliviar la ansiedad y el estrés, controlar el peso, afrontar el dolor e incrementar la autoestima. También el dinero es un potente motor conductual. Cuanto mejor eres y más triunfos consigues, más contratos y mejor caché. La vida «laboral» del deportista de élite generalmente es muy limitada en el tiempo, y en esos pocos años tiene que lograr un alto rendimiento económico.
El prestigio social y la fama son otros potentes motores conductuales. Los atletas de élite tienen unas especiales características genéticas; funcionan a un alto nivel sin necesidad de sustancias dopantes, pero para ganar a otros de su mismo nivel pueden recurrir al uso de esas sustancias. Algunos se dopan porque es el «trampolín» del que sienten tener necesidad para seguir siendo campeones en el nivel conseguido. Debe ser muy doloroso tener que bajarse del podio.
Otras variables sociales catalizadoras pudieran ser las presiones de los entrenadores, padres, organizaciones deportivas, etc; o creer que los demás utilizan sustancias dopantes: «Si ellos lo hacen y obtienen buenos rendimientos ¿por qué yo no?»; o el afán perfeccionista, la tolerancia hacia su uso entre el grupo de iguales y la negación del daño que pueden producir esas sustancias.
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