Federer nunca se fue

Desde el número cuatro del mundo y en el peor ejercicio de su carrera desde 2003, Roger Federer está aprovechando el final de la temporada para reivindicarse y recordar que no se había ido. En las dos últimas semanas ha ganado dos torneos que sumar al que logró allá por el mes de enero en Doha. Primero fue en Basilea; ayer París-Berçy. Jo-Wilfried Tsonga, que ya había cumplido con la clasificación para la Copa Masters, poco pudo hacer. Federer ganó por 6-1 y 7-6 (7/3) para cerrar una de sus pocas cuentas pendientes. Nunca había ganado en París bajo techo. Acumula 18 Masters 1.000. Sólo tiene por delante a Nadal con 19 y únicamente faltan en su palmarés Montecarlo y Roma, retos que parecen inalcanzables.

Federer se siente a estas alturas del año cómodo. «Todavía me motiva ganar y creo que puedo volver a hacer un gran tenis», confesó. Y luego dio la clave de su actual estado: «Me gustaría transmitir a los tenistas jóvenes del circuito la importancia de descansar». Y es que el suizo ha alcanzado el final de la temporada con una frescura física de la que carece al resto. Al menos hasta comprobar en qué estado llega Nadal a la Copa Masters que arranca el próximo domingo en el 02 de Londres. Las seis semanas de tregua que se dio Federer después del Abierto de Estados Unidos le quitaron muchos dólares en su cuenta corriente al perderse la gira asiática. Pero todo lo que dejó de engordar su cuenta corriente, lo hizo su tenis. Tsonga ha sido su última víctima. Ahora tiene el reto de ampliar la lista en el Torneo de Maestros.