Medidas económicas
Balance negativo
La experiencia confirma que la norma del presidente del Gobierno no es ceñirse a la realidad en sus balances, sino reinterpretar las circunstancias hasta transfigurar la situación. Cuesta trabajo encontrar en Rodríguez Zapatero un atisbo de autocrítica o la asunción de errores en la obra del Gobierno. Sus reflexiones sobre 2010 no fueron una excepción. Puso ayer especial énfasis en las políticas sociales y el «avance significativo» del Estado del Bienestar, así como el cumplimiento del compromiso de que 2010 sería el año de la recuperación. Los recortes sociales decididos para sostener el ajuste fiscal supusieron un volantazo en el discurso de la izquierda y, en buena medida, la más incómoda de las decisiones del presidente por lo que supuso de cambio radical en su trayectoria. Zapatero anunció que comparecerá en el Congreso con un informe que demuestre los supuestos progresos sociales de su mandato. El problema es que, más allá de las palabras, la realidad sostiene lo contrario. Hablar hoy de recuperación, con más paro y más deuda y una creciente valoración negativa de los españoles sobre la situación económica, no es lo que se espera del jefe del Ejecutivo. Zapatero ha sido el presidente que congeló las pensiones por primera vez, recortó el sueldo a los funcionarios, suprimió el cheque-bebé, subió los impuestos a las rentas más bajas, finiquitó el subsidio para los parados de larga duración y está a un paso de reducir considerablemente las jubilaciones, con la confirmación de que se trabajará hasta los 67 años. Y todo ello mientras fomentaba las alegrías y los dispendios de las administraciones y de lo público y daba rienda suelta al clientelismo y las subvenciones. No dudamos de que el PSOE dedicó ingentes partidas de los Presupuestos a gastos sociales, algunos cuestionados por innecesarios o contraindicados, pero el resultado ha sido negativo: somos más pobres. En concreto, la riqueza de las familias españolas se redujo un 6,1% entre 2005 y 2009, con Zapatero en La Moncloa. Que el presidente asegure que el panorama es mejor que en 2004 con los gobiernos de Aznar resulta un sarcasmo.
En lo positivo, Zapatero reiteró que «mantendrá» la política antiterrorista y proclamó su voluntad de sacar adelante una ley que evite las descargas ilegales y garantice la propiedad intelectual. Es de esperar que el Gobierno no repita los errores del pasado y sea capaz de articular un consenso político con urgencia para proteger los derechos de autor y castigar la delincuencia.
Mariano Rajoy hizo también balance y fue para describir un 2010 como «otro año perdido» por culpa de Zapatero. El tono constructivo de sus palabras y sus ofrecimientos al Gobierno para hablar en asuntos en los que es preciso el consenso son la enésima prueba de que la exigencia y la contundencia de la labor de oposición no están reñidas con la moderación y, sobre todo, con el sentido de Estado y la más alta responsabilidad que cabe exigir a un político. «El PP va a apoyar todo lo que sea bueno para el interés general de los españoles», dijo Rajoy. La salida más conveniente a la encrucijada nacional que vivimos serían las elecciones, pero, como aseguró el presidente del PP, el objetivo debe ser que la factura que deje el PSOE «sea la menor posible».
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