Sevilla
Las «setas» provocan insomnio
Retrasos recurrentes, sobrecostes desmesurados, promesas incumplidas, malestar ciudadano... y ahora también insomnio. La lista de efectos secundarios de las «setas» es interminable y crece día a día.
Los vecinos de la Encarnación denuncian que los ruidos que generan las obras del Metropol Parasol en horario nocturno no les dejan conciliar el sueño. El problema comenzó en agosto, cuando las prisas obligadas por tanto plazo no respetado obligaron a trabajar en dos turnos para intentar acabar cuanto antes el proyecto de Jürgen Mayer, y continúa vivo hoy en día, cuando ya son tres las cuadrillas que se reparten la labor que se lleva a cabo a contrarreloj.
Las continuas molestias motivaron incluso dos denuncias ante la Gerencia de Urbanismo y la Consejería de Gobernación de la Junta de Andalucía, además de varias llamadas a la Policía Local. Pero todo quedó en nada, puesto que un responsable de la constructora, Sacyr, exhibió un permiso concedido expresamente para trabajar por la noche que estaba firmado por el director técnico de Urbanismo, José Miguel Chinchilla. «Y ante eso, nada más se puede hacer al parecer, pero estamos desesperados porque son ya varios meses sin pegar ojo», relata Mercedes, la vecina de la esquina de la Encarnación con la calle Alcázares que denunció incluso al alcalde, Alfredo Sánchez Monteseirín, por su inacción en este caso.
Y es que Mercedes cuenta que avisó en numerosas ocasiones a la Policía Local para que llevaran a cabo alguna medición de los elevados niveles de ruido que provocan los obreros de madrugada tan cerca de domicilios particulares, aunque sin ningún éxito. «La mayor parte de las veces ni siquiera venían, porque un agente me llegó a confesar un día que de noche sólo había dos patrullas para toda Sevilla. Y cuando se presentaban me decían que no podían hacer nada porque la obra contaba con un permiso municipal extraordinario», indica.
Asegura que su estado físico se está resintiendo porque no puede descansar por las noches y tan sólo espera que los trabajos finalicen de una vez por todas. «Es que no paran ni los fines de semana, los sábados y domingos también trabajan a todo ritmo y la verdad es que estoy desesperada. Por las mañanas no puedo ni moverme porque cuesta muchísimo dormir», comenta.
Claro que cuando acabe su pesadilla de decibelios nocturnos desbocados augura que comenzará otra, porque afirma que se siente como recluida en su propia casa ante la cercanía de un edificio de las dimensiones del Metropol Parasol. «No puedo ni asomarme a la terraza ni salir a la azotea, porque te encuentras cara a cara con los albañiles. Y cuando esté acabado será incluso peor, ya que el mirador estará a muy pocos metros. La verdad es que tenemos la intimidad absolutamente perdida», se lamenta.
Recientemente ya se ha comenzado a retirar parte del espectacular andamiaje que recubre las «setas» diseñadas por Mayer y Mercedes señala que el «escándalo» que provoca esta operación con tantos tubos de hierro implicados es insufrible. «El ruido se había reducido un poco en los últimos meses, pero ahora vuelve a ser enorme», apunta.
El convenio, incumplido
Las prisas para finalizar el Metropol Parasol, un proyecto que acumula tres años y medio de retraso, no sólo provocan quejas por los ruidos de la faena en plena noche, sino que también llevaron a incumplir el convenio de la construcción en verano. Y es que éste indica expresamente que el horario de trabajo en los meses estivales será de 7:30 a 14:30 horas para evitar problemas de salud motivados por la exposición al intenso sol, pero durante todo el pasado verano se pudo ver a obreros en la Encarnación en pleno tajo soportando temperaturas superiores a los 40 grados, al igual que en otros proyectos municipales.
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