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Los mensajes constantes de ETA y su entramado por Jesús María Zuloaga
ETA y su entramado han encontrado con el nuevo Gobierno la horma de su zapato.
Desde que el nuevo Ejecutivo tomó posesión, no pasa un día sin que uno (o varios) miembros de la izquierda abertzale, que es tanto como decir la propia banda, lancen advertencias (algunas tienen ribetes de amenaza) para exigir que el «proceso no se bloquee».
Los terroristas y los que los apoyan desde la ilegalidad consentida no están dispuestos a que su plan, urdido en los últimos tres años, tras el fracaso de las negociaciones con el Ejecutivo de Rodríguez Zapatero, quede frenado ahora.
Mientras gobernaban los socialistas, con el apoyo en este asunto de los nacionalistas, la «hoja de ruta» o «cronograma», pactada a través de mediadores internacionales, se cumplía a rajatabla: Bildu y Amaiur son la mejor prueba de ello.
Dos pasos
Ahora tocaba dar dos pasos de suma importancia: el traslado de los presos etarras a cárceles del País Vasco y Navarra, y el inicio de las gestiones (con la legalización por el Tribunal Constitucional de Sortu) para la creación de una «mesa de partidos» en la que se discuta todo lo relativo a la independencia del País Vasco.
El escenario que deseaban los terroristas (y los que estaban con ellos en este nuevo «proceso») era el de una victoria de los socialistas en las elecciones generales (poco probable a la vista de las encuestas) o, como mal menor, que el Partido Popular no alcanzara la mayoría absoluta y tuviera que depender de grupos nacionalistas, u otras alianzas, para poder gobernar.
No ocurrió así, porque el pueblo español apoyó masivamente al PP. Los terroristas han de enfrentarse a una situación con la que tienen que convivir pero que no les gusta.
Además, para colmo, los primeros anuncios de Rajoy en el sentido de nada les debía (otros sí que estaban y están en deuda); el apoyo decidido a las víctimas y una postura firme en el asunto de los presos, les han llevado al convencimiento de que ya nada será como antes.
¿Qué van a hacer?
¿Qué es lo que va a hacer ahora ETA y su entramado?
La respuesta no es fácil. Han apostado mucho en el actual «proceso» para darlo por liquidado de un plumazo; y no será por falta de ganas de los que, dentro de la banda, han mantenido posturas más críticas con lo que se estaba haciendo.
De momento, se han limitado al lanzamiento de los citados mensajes y a la demostración de fuerza que hicieron en la manifestación del pasado sábado en Bilbao.
Conociendo la forma de actuar de la banda, no se puede descartar, según comentan a LA RA ZÓN expertos antiterroristas, que utilicen sistemas sutiles que creen más efectivos para hacer llegar esos mensajes hasta los máximos responsables del nuevo Gobierno.
Repetición
Otras veces lo han hecho y no hay ningún motivo para pensar que ahora no lo vayan a repetir.
Su contenido, aunque esté amparado por el secreto, no variará mucho de lo que vienen exigiendo a lo largo del último año, desde que anunciaron el alto el fuego «permanente, general y verificable por la comunidad internacional»: una negociación directa con el Gobierno para tratar sobre los presos y lo que llaman la desmilitarización (salida del País Vasco y de Navarra de las Fuerzas de Seguridad y de los Ejércitos). El nuevo Ejecutivo ya les ha contestado que no va a pasar por esas exigencias, lo que a buen seguro habrá suscitado un debate en el seno de ese conglomerado siniestro que agrupa a ETA y su entramado. En ese mundo, tan acostumbrado a la amenaza y la coacción, la tentación de ejercer la violencia es permanente, por más que durante la campaña electoral, lágrimas incluidas, algunos dijeran que ETA había acabado para siempre. Son ésos, por lo que se juegan de futuro político, de los más preocupados en estos momentos, y se les nota.
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