República Dominicana: al son del merengue caribeño

Si está pensando en huir del gélido frío que arrasa España y acabar con el estrés, qué mejor elección que República Dominicana. Sus infinitas playas y el calor de su gente bien merecen unas cuantas horas de avión, mejor aún si las acompañamos de alguna canción de Juan Luis Guerra, icono de la música dominicana.
Si hemos llegado hasta aquí es porque el cuerpo nos pide sol y playa al ritmo de merengue y bachata. Y si hay un lugar que representa lo que fue la gran expansión del turismo en la República Dominicana es Puerto Plata. Las playas de aguas cristalinas y fina arena de esta provincia, en la costa norte, simbolizan a la perfección la belleza del Caribe. Fue por los años ochenta cuando Puerto Plata se convirtió en punta de lanza del modelo de «todo incluido», una modalidad que han disfrutado millones de turistas y que hoy sigue vigente con éxito, aunque coexiste con otras modalidades más novedosas, como el ecoturismo.

Los atractivos de Puerto Plata no se limitan a playas y hoteles, donde el rumor del oleaje y el confort invitan al descanso. La oferta es mucho más amplia y abarca enclaves como Sosúa y Cabarete, pero también el espectacular teleférico y el centro de la ciudad, con sus típicas casas victorianas, al igual que el conjunto del casco histórico.

Ecoturismo
Como era de esperar, República Dominicana es un paraíso de palmeras, sol y playa, aunque es mucho más: un destino con uno de los legados naturales más impactantes de la Tierra. La flora dominicana cuenta con más de cinco mil plantas, muchas de las cuales son endémicas, mientras que la fauna se caracteriza por ser la de mayor diversidad en toda la región de Las Antillas. Para entender la explosión de la naturaleza, nada mejor que adentrarse en alguno de los parques naturales de la isla, como el de Los Haitises o el del Este, a un paso de Punta Cana.
Si Puerto Plata es sinónimo de descanso cinco estrellas, la región de Punta Cana poco tiene que envidiarle. Bávaro presume de playas de arenas blancas muy suaves y protegidas por hermosos arrecifes, ideales para bucear.

En dirección oeste, La Romana es una parada obligada, sobre todo para los aficionados al golf, gracias a sus excelentes campos, aunque también presume de un bello legado cultural. Pero si hablamos de cultura, la obligación es visitar la capital. Como cuna del nuevo continente, Santo Domingo posee valiosos museos. Resulta muy recomendable entrar en el del Hombre Dominicano, dedicado a la cultura taína, primeros habitantes de la isla. Aunque lo fundamental es pasear por su casco antiguo, clasificado como Patrimonio Mundial de la Unesco, y pararse en algún puesto de frutas.
República Dominicana es sinónimo de baile, de alegría y de la calidez de su gente. Emprendo el regreso repleta de recuerdos y entonando una bachata de Juan Luis Guerra.
 

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Manejable y completa, la guía Trotamundos de República Dominicana es el acompañante ideal para los que quieran visitar el país por cuenta propia. La obra recomienda lugares para comer y dormir en función de cada presupuesto, así como locales nocturnos y compras. Además, incluye mapas y planos detallados.