Francia
Batasuna y EA pedirán a ETA que declare un alto el fuego permanente
ETA marca el guión. Batasuna y Eusko Alkartasuna lo siguen. Para hoy, en la localidad vizcaína de Guernica, se anuncia el siguiente paso del «proceso» que, diseñado por la banda, han puesto en marcha ambas formaciones políticas, con el objetivo final de colar a los candidatos proetarras en las elecciones del año que viene. Lo curioso es que un partido como Aralar, al que, según el documento, hay que «fulminar políticamente», se sume a la iniciativa, al igual que otros grupos de menor relieve.
Ahora toca definir los «mínimos democráticos», para que el «proceso» pueda continuar. Todo está escrito en un documento que fue encontrado en poder del jefe etarra Ibon Gogeascoechea, detenido en Francia en febrero pasado.
«Mínimos democráticos»
El documento establecía como «mínimos democráticos», que se debían concretar «en esta fase», el «ejercicio de la normalización política» (que los proetarras se puedan presentar a los citados comicios, tras la derogación de la Ley de Partidos); el cese de la «persecución» de la izquierda abertzale, y medidas a favor de los presos. Justo lo que se va a pedir hoy.
Por su parte, la banda podría hacer alguna nueva «concesión», en forma de alto el fuego «verificable», «permanente», «unilateral»... que, también, en lo que se le va a reclamar hoy en Guernica.
Expertos antiterroristas, consultados por LA RAZÓN llaman la atención sobre el contenido del documento, porque hay que leerlo todo, no sólo lo que conviene
Lo que ETA deja claro en ese texto es que va a mantener su papel de «garante» del proceso, que va a estar siempre ahí, como el «primo» del anuncio de los zumos, por si alguien no cumple lo acordado o se sale del guión. «A partir del proceso de 1998, la gran función de ETA ha sido, por un lado, acompañar, promover y alimentar el acuerdo entre promotores de Euskal Herria. Por otro lado, obtener la garantía de que sea respetado por el Estado de España lo que se acuerde entre promotores de Euskal Herria».
En estos momentos, –subraya– este papel es especialmente necesario ya que «la izquierda abertzale está mostrando una débil y limitada capacidad para trabajar sobre esas condiciones (...) se le hace imposible hacer frente a la ofensiva política e ideológica que está detrás de la ofensiva represiva: es decir, poner un tope y barricada política».
La banda, por su parte, admite su mala situación operativa y sus «limitaciones para responder a la represión salvaje». «Eso, desde el punto de vista de la resignación, lleva al Movimiento (Movimiento de Liberación Nacional Vasco) a la resignación política».
La banda, fiel a su fanatismo, asegura que no puede ser vencida policialmente, aunque admite que del «empate infinito con el enemigo», puede entrar en una situación de «desgaste infinito. A través de su línea armada, es evidente la invencibilidad de ETA, pero no tan fuerte como hace unos años. Del mismo modo, hay que reconocer que se nos ha mostrado desgastada la capacidad, la credibilidad y el liderazgo para influir que tiene la Izquierda Abertzale».
«Garante del proceso»
Estas afirmaciones van a dirigidas a justificar el papel de ETA como «garante» del «proceso» y su «derecho» a declarar o romper treguas, según convenga: «la disuasión y reactivación del papel de la lucha armada en el ámbito entre ETA y Estado debe estar abierta como posibilidad política potencial. No entendida como garantía exclusiva, ni entendido como mensaje político o como respuesta de bloqueo-desbloqueo. Sino como idea extendida, como constatación. Como activo para condicionar la práctica del enemigo y la tendencia a desviar el proceso». Insiste en que «actuará a través de la carta de disuasión de la ruptura militar del proceso».
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