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Ordenar el mundo por Agustín García Calvo

La Razón
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Domina la sociedad humana una voluntad o necesidad de ordenar, lo primero, esa misma sociedad, para que cada vez esté mejor regida, así como cada uno de los individuos componentes, para que funcione cada vez mejor, y luego, como el hombre sigue siendo el centro y razón del mundo, ordenar asimismo el resto de la realidad, de modo que sus leyes sean cada vez más visibles y manejables, y el mundo, todo un «Kósmos», Orden. No me negarán los lectores que ese ideal domina la existencia: ¿para qué, si no, están los gobiernos de los Estados?, ¿para qué las cuentas cada vez más rigurosas y ambiciosas de los dineros del mundo y de sus almas?, ¿para qué, si no, sigue Vd. mismo las normas de la higiene o hace gimnasia o guarda régimen o se chequea?

A Vd. lo han convencido (a) de que debe Vd. cuidarse, porque, si no se cuida, ¿qué iba a ser de Vd.?; (b) de que algún Gobierno o Administración es necesario, porque, si no, ¿qué? La anarquía, el caos; (c) de que la Ciencia o sus doctores saben lo que dicen cuando echan sus cuentas sobre el mundo, porque, si no, el abismo de lo desconocido.

Tráfico ciclónico
Los resultados de eso Vd. los padece conmigo cada día: la mayoría de sus fastidios, molestias, sufrimientos de hoy consisten en los cuidados, terapias, consultas, exámenes, miedos, regímenes, profilaxis a que se somete en aras de la salud futura; si se asoma a la calle en cualquier metrópolis o los suburbios millonarios formados en torno a ella, el solo caos que de verdad se topa es el tráfico ciclónico, la legislación volcánica, relámpagos y estrépitos de información acribillando ojos y oídos; y no tiene más que meter el cuezo en una universidad o centro de ciencia para palpar lo que es caos y barullo administrativo de saberes y disciplinas. No te voy a pedir, lector, que te tomes esos sufrimientos como prueba del error funesto del organizar las cosas desde arriba, pero me atrevo a prometerte, sólo con que renuncies un poco a la fe en ese ideal, manantiales de inteligencia y de salud, que vienen a ser lo mismo.