Estados Unidos
Un duelo republicano
NUEVA YORK- Cuando Mitt Romney ganó en New Hampshire, quedó claro que en la siguiente parada, Carolina del Sur, a los aspirantes sólo los esperaban golpes bajos. Este estado es la bestia negra de los contrincantes y el que consiga sobrevivir le allanará el camino para hacerse con la nominación del Partido Republicano. El profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Columbia Robert Shapiro explica que «los votantes son muy conservadores y los candidatos se empiezan a de-sesperar cuando llegan a este estado. Por eso, las cosas se ponen tan feas». De momento, Carolina del Sur se ha cobrado su segunda víctima –la primera fue el ex gobernador de Utah Jon Huntsman–, con el abandono de la carrera del gobernador de Texas, Rick Perry. Durante su anuncio ayer pidió el voto para el ex representante de la Cámara de Representantes Newt Gingrich, que sigue de cerca a Romney en las encuestas salvo en la de Rasmussen, donde está por encima de Romney con dos puntos de ventaja. «Creo que Newt es un conservador visionario que puede transformar este país. Newt no es perfecto. Pero, ¿quién lo es entre nosotros? Yo creo en el poder de la redención. Empecé esta carrera con la sensación de la llamada. Me llevaron a la arena para luchar por el futuro de este país. Y ahora no me siento diferente de entonces», explicó Perry.
Entre los dardos envenenados que se lanzan en las campañas, las inversiones de Romney en las Islas Caimán volvieron a levantar sospechas. El candidato mormón admitió haber depositado millones de dólares allí, aunque sus ayudantes recalcaron que el multimillonario nunca lo utilizó como paraíso fiscal. Todavía tiene que responder cuánto dinero ha sacado de Estados Unidos.
También se dio a conocer que el ex senador de Pennsilvania Rick Santorum fue el ganador del «caucus» de Iowa con una ventaja de 34 votos sobre Romney tras un nuevo recuento. El primer resultado arrojó una victoria de Romney por ocho votos de diferencia. Sin embargo, al haberse perdido los resultados de ocho distritos, el Partido Republicano de Iowa considera que ha habido un empate entre los dos conservadores. Las aguas bajan turbias en el Partido Republicano.
Pero nadie pensó que iba a ser la segunda mujer de Gingrich, Marianne, la que lanzase la gran artillería pesada contra su ex marido en una entrevista a la cadena ABC. Sus declaraciones fueron tan terribles que las hijas de Gingrich, fruto de su primer matrimonio, escribieron una carta a los ejecutivos de la televisión para que cancelasen la emisión.
Mientras, ayer por la mañana el republicano apareció en el programa de la NBC «Today» para defenderse antes de que empezasen los ataques. Los ejecutivos de ABC optaron por difundir la entrevista ayer por la noche en el espacio «Nightline» tras varias reuniones en las que incluso valoraron no emitirla «por cuestiones de ética periodística». En un avance, Marianne Gingrich explicó ayer que su ex marido, el ex portavoz de la Cámara de Representantes y principal adversario de Mitt Romney en las primarias republicanas, le pidió un «matrimonio abierto» para poder estar con su amante. Según la versión de Marianne, Newt le dijo: «A Callista [su tercera y actual esposa] no le importa lo que haga». La vida sentimental de Gingrich siempre ha representado un obstáculo en su carrera política, a pesar de que hasta ahora ha sabido sortearlo. El conservador se ha casado en tres ocasiones. Primero con Jackie Battley, con la que tuvo dos hijas, y a la que le pidió el divorcio mientras ella se recuperaba de una operación en el hospital. Seis meses después de poner fin a su matrimonio, se casó con Maria-nne, a la que engañó durante seis años con su actual esposa, Callista, 23 años más joven que él.
EL DATO
Un «buitre capitalista»
Los candidatos republicanos se han lanzado a la yugular de Mitt Romney, el favorito. Le acusan de ser «un buitre capitalista» por su pasado al frente de Bain Capital, donde compraba compañías arruinadas para sanearlas y venderlas tras despedir empleados.
La encuesta
Según un sondeo de CNN/Time/ORC, Newt Gingrich ha reducido en nueve puntos su desventaja con Mitt Romney dos semanas antes de las primarias de Carolina del Sur.
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