La economía real

Aunque las páginas asalmonadas escriben y no paran de los vaivenes históricos del Ibex 35, el blindaje de la eurozona, las fusiones de cajas y el recorte adicional del déficit, a uno se le antoja que la economía real, la que se palpa con los dedos, se encuentra en esos trabajadores que planean encerrarse hoy en el Ayuntamiento de Castilleja de Guzmán. O si no en ellos, para no personificar en exceso ni hacer de la anécdota una categoría, en lo que ejemplifican, ese doble derrumbe de las constructoras y las administraciones locales, arrasadas como un castillo de naipes azotado por un huracán. La empresa en cuestión reclama impagos de siete municipios que suman casi siete millones de euros, nada más y nada menos que el 80% de la facturación de 2009, y el alcalde que ejercerá de «anfitrión» de la protesta alega en su descargo que la deuda procede del anterior gobierno y que es demasiado elevada para un consistorio pequeño. ¿Cuántos se verán reflejados en estas posturas opuestas, tan comprensibles como contradictorias, pan nuestro de cada día desde que la burbuja estalló en mil pedazos? El ahorro forzoso de 15.000 millones de euros y las regañinas de Merkel y Sarkozy le traen sin cuidado al pequeño empresario que cierra pocos contratos y los que firma no los cobra y al «paleta» que espera, en vano, que suene el teléfono para volver a tener con qué mancharse las manos. Y todo, sin un mísero brote verde que echarse a la boca con un poco de aceite y sal.