Italia
Resacas por María José Navarro
Está el PP que lo peta desde el domingo pasado y es posible que más de uno de sus dirigentes haya tenido que pasar por el sastre para sacarse un pelín de la tela que queda entre las costuras, empezando por Gallardón, al que deseamos le haya abrazado por fin la bajona porque su entusiasmo de la otra noche era enternecedor.
He dicho sastre, mecachis, perdón por mentar la soga en casa del ahorcado, oigan, pero una no es culpable de que la cutrez se haya instalado también en el trapicheo político. Están los peperos la mar de contentos porque con esta cosa del voto popular creen que han amortizado ya sus escandalillos, es decir, que si Valencia les ha votado así en tropel, sus candidatos imputados están de sobra refrendados. Bueno miren, son maneras de ver las cosas en positivo. No se les puede negar una autoestima de titanio a esta gente, qué maravilla de idea de sí mismos, caracoles. Valencia (disculpen por haber elegido esa comunidad, pero es el paradigma de listas electorales con huevo Kinder incluido) acabará tomando ejemplo de Italia, ya lo verán, un país donde la normalidad es, a estas alturas, un microclima. Y además no pasa nada si de pronto la gente se echa a la calle para protestar por tanto presunto porque siempre hay un vocero del fin del mundo de guardia dispuesto a proclamar el inicio de una desgracia sideral por tanta aglomeración.
Al otro lado de la sastrería, el PSOE tiene mañana un comité federal para quedarse en casa, comprar unas olivas y una Mirinda de litro y esperar noticias sin pestañear. Bien es verdad que la renuncia de Carme Chacón puede dar la sensación de que aquello va a ser casi un pabellón de descanso, pero parece que a la pobre le han caído más cuchillos que a Carrie y que a Zapatero hay tres o cuatro barones con ganas de soltarle un pescozón de los dolorosos, lo que aumenta el interés y la sensación de que el presidente del Gobierno no sólo va a salir de Moncloa trastabillado y tropezando, sino que está a punto de pasar a la historia por montar una de las más gordas en Ferraz. Zapatero ha tratado de contentar a todos ofreciendo y dando sin medida y resulta que todos, incluso los suyos, se han agarrado un cabreo como una mona porque al final ha reculado haciendo daño. Y eso sirve para los suyos y para el resto. Siempre le quedó grande el traje, la verdad. Y perdón de nuevo, qué manía tengo, ains.
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