Bruselas
El PP avisa a Mas de que para la UE la independencia es «ciencia ficción»
El Círculo Ecuestre aplaude el «seny» de Sánchez-Camacho que pide a CiU un paso atrás
BARCELONA– A la pregunta de cómo qué presidente de la Generalitat le gustaría pasar a la historia, Artur Mas suele responder que como una combinación entre Enric Prat de la Riba, por la claridad con la que trató de construir Cataluña, y Francesc Macià, porque era un hombre de ideales. Precisamente ayer, Alicia Sánchez-Camacho, a la que no se le escapan estos detalles, utilizó una máxima de Prat de la Riba para cargar contra la quimera soberanista del candidato de CiU: «Más que iluminados, Cataluña necesita constructores que trabajen de forma positiva y consciente».
La frase le sirvió de pretexto para reclamar a CiU que abandone el «todo o nada» y apueste, como hace el PP, por «cambiar lo que no nos gusta –la financiación–» y «fortalecer lo que nos une –lazos sociales y económicos–». Este alegato le valió el apasionado aplauso de los socios del Círculo Ecuestre que participaron en el almuerzo-coloquio.
Sánchez-Camacho desplegó con vehemencia el listado de riesgos de la independencia de Cataluña. El que genera más inquietud entre los empresarios es la salida de la Unión Europea (UE). La víspera del viaje de Mas a Bruselas para convencer a Europa de que Cataluña necesita un Estado propio, aseguró que la UE «no quiere ni oír hablar» de independencia. Como argumento alegó que detrás de la hipotética independencia de Cataluña irían Flandes o Córcega. «¿Imaginan una Europa que en lugar de los 27 fuera de los 70? Eso es ciencia ficción», dijo tras alertar de que además de quedarse fuera de la UE, Cataluña debería renegociar centenares de tratados.
La lideresa del Círculo
Sánchez-Camacho encontró complicidades entre los socios del Círculo Ecuestre, recelosos con los planes soberanistas de Mas. El mismo presidente, Borja García-Nieto, que la definió como «la pepito grillo» de la política catalana, por su papel de azote de Mas, destacó, incluso, que nunca había escuchado un aplauso tan sonoro tras presentar a un invitado.
Con cada ovación con la que era interrumpida, Sánchez-Camacho se iba sintiendo más cómoda. «Me han criticado, me criticarán, pero no me callarán», fue una de las frases aplaudidas, que entonó a lo William Wallace, paradójicamente, el héroe por antonomasia del independentismo escocés.
Otra frase fue que «Cataluña no necesita ser salvada por ningún mesías que se llame Artur Mas» o cuando comparó al candidato de CiU con Zapatero, alegando que ambos «han intentado ocultar los problemas económicos y se han creído enviados para una misión histórica». Sus propuestas de reducir un 20 por ciento los diputados y eliminar las embajadas, le valieron un «¡bravo!»
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