Jubilación
La cuesta
La cuesta de enero se va a complicar este año. De hecho, la cuesta no acabará en enero. Es verdad que las pensiones mínimas han subido por encima del IPC y que el salario mínimo sube por encima de los 600 euros, lejos de los 800 previstos en el programa del PSOE. Es verdad que las políticas sociales se están manteniendo contra viento y marea, y miles de ciudadanos sin derechos ahora se ven favorecidos por una Ley de Dependencia que, con la que cae, se ha hecho más necesaria que nunca.
Sin embargo, sigue sin crearse empleo. Miles de trabajadores que malviven entre chapuzas y la economía sumergida verán cómo el maná de los 426 euros desaparecerán como por arte de magia en un par de meses. El problema es que estos euros no son un subsidio sino que son la tabla de salvación para muchas familias que quieren trabajar y no pueden.
Para colmo de males, los recibos de los servicios básicos nos han dado el penúltimo revolcón. Luz, gas y butano suben. El Gobierno ha recibido de lo lindo por estos incrementos, pero quien esté libre de culpa que tire la primera piedra. Los ayuntamientos se han sumado a las subidas para poder subsistir en lo que se presume un duro año. Lo han hecho todos, al margen de su color político.
2011 será un año sin solución de continuidad. El Gobierno se empecina pero no acaba de acertar. La oposición critica soñando con las elecciones. Sin embargo, lo peor es que tampoco tiene recetas a mano por mucho que diga. Y si no, fíjense en sus correligionarios Cameron, Merkel o Sarkozy. ¿La cuesta de enero? ¡Ojalá!