Valencia

Las familias socialistas comienzan a diseñar el día después de Alarte

Alarte se la juega en las elecciones autonómicas. Si pierde, o al menos no recupera votos, no tendrá otra oportunidad.

Las familias socialistas comienzan a diseñar el día después de Alarte
Las familias socialistas comienzan a diseñar el día después de Alartelarazon

Alarte vence, pero no convence. Su repercusión social y su conocimiento no ha crecido apenas en estos dos años que ejerce la secretaría del partido. Pero lo peor es que tampoco han crecido los adeptos dentro de su propio partido.Alarte renovó todas las estructuras y cambió los cuadros de mando rejuveneciendo notablemente la organización, pero ello no ha sido suficiente, y además, algunas de las apuestas han resultado un fiasco.La terapia de choque que aplicó, por ejemplo, en la ciudad de Valencia ha dejado a la militancia «conmocionada» al ver cómo se atomizaba la ciudad en 16 agrupaciones, y ha logrado colocar unos cuantos afines a Alarte al frente de las mismas, pero el grueso de la militancia siguen mirando hacia Ábalos (que, por cierto, celebró una cena de afines la semana pasada), hacia Rubio, aunque cada vez menos; y hacia Joan Lerma. Pocos, más allá de una cuadrilla de socialistas de nueva hornada, miran al secretario general de la ciudad, Salvador Broseta, impuesto -eso sí, con votacións de por medio- por Alarte.La falta de sinergias de atracción que conformen un bloque de «alartistas» ha hecho que la gente confíe en las viejas figuras.Además, son muchos los que comienzan a criticar la política de Alarte basada preferentemente en su tema casi único: Gürtel.También le echan en cara la tibieza con la que ha criticado la fusión de las dos cajas de ahorro valencianas y su escasa representatividad al no haberse enterado de nada.A ello se une el malestar de una parte numerosa del grupo parlamentario que prevén una renovación total en los escaños socialistas la próxima legislatura y que ven como Ángel Luna está ejerciendo un personalismo exagerado que ha llegado incluso a acaparar todas las interpelaciones al presidente Camps durante las sesiones de control, restando efectividad a este tipo de procedimientos de control parlamentario.Por ello, ya son varios los referentes del socialismo que plantean la posibilidad de sustituirlo en el congreso ordinario que habrá tras las elecciones de 2011, simplemente por el peso de las mayorías, sin necesidad de gestoras ni de conclaves extraordinarios. Pues dan por sentado que su imagen y su peso político resultaría seriamente dañado si no consigue mejorar los últimos resultados electorales que el PSPV, en los próximos comicios autonómicos.Una de las cuestiones que frena la visualización de este movimiento es la falta de un referente, sino de oposición si de renovación, o más bien de cambio.Parece evidente que ni Joan Lerma ni Ximo Puig pueden ejercer este papel, aunque también lo es que el relevo saldrá de espacios muy próximos a la vieja guardia lermista.Solo un vuelco electoral, provocado quizá por algún hecho relevante en el proceso que se sigue por la trama Gürtel, puede consolidar a Jorge Alarte.La posibilidad de un relevo de Alarte es más patente entre la militancia valenciana que entre la dirección del PSOE en Madrid.