El testigo sorpresa «seguro al 100%»

SEVILLA- El taxista, en un prodigio de memoria, repasó los detalles de la carrera. Delgado habló poco durante el trayecto, llevaba una cazadora de doble bolsillo, reloj y pulsera de cuero y tenía una marca en su rostro –una verruga o lunar– que, junto a su voz ronca, sirvió de detonante para que, al verlo y escucharlo en televisión, no tuviera duda de la identidad de la persona que transportó la noche de autos. «No, déjelo, buen servicio. Buenas noches», dijo el imputado al bajarse del taxi tras pagarle una carrera de unos ocho euros con un billete de diez.

El testigo aseguró que fue a declarar a la Policía «para desahogarme». «Me estaba matando saber algo, importante o no, y no decirlo», comentó. «¿A los tres años le han entrado remordimientos?», le preguntó el abogado de Delgado, José Manuel Carrión, que incidió en su turno de trabajo. «Estoy segurísimo de que fue ese día», respondió, aludiendo a que desde que se enteró de la desaparición en León XIII le viene dando vueltas a ese servicio. La tardanza en declarar se motivó en que, por sugerencia de su esposa –que también testificó–, y al estar ya detenido el presunto encubridor, no quería verse involucrado en el asunto. «Temía por nosotros», llegó a decir, entre lágrimas y protegida por una mampara, como su pareja, Elena N. C. durante su testimonio. «Mi marido no ha dejado nunca de recordarlo», indicó. La esposa del testigo sorpresa detalló cómo el taxista le contó que había un coche en doble fila que le impedía pasar a León XIII, sobre las 00:30, en el intervalo en que se piensa que los implicados se deshicieron del cuerpo de Marta. Delgado «llevaba una bolsa con botellas de plástico con líquido».

Aparte, testificaron ayer varios peritos que certificaron que la sangre encontrada en la cazadora de Miguel Carcaño era de Marta.