Barcelona
Contante y sonante
Las impactantes torres de la Sagrada Familia han quedado grabadas en las retinas de millones de espectadores televisivos de todo el mundo gracias a la inauguración papal del templo de Gaudí. Es incalculable el beneficio que para la ciudad supondrán las riadas de turistas dispuestos a conocer la última genialidad del arquitecto modernista catalán. O las referencias publicitarias, iconográficas, fotográficas que a partir de ahora moverán las imaginaciones hacia Barcelona. Para cualquier experto en mercadotecnia el viaje del Santo Padre ha sido la fórmula más barata y eficaz para poner la ciudad en el centro del mundo y dar a conocer la existencia de una nueva maravilla. En definitiva, y sin necesidad de hacer referencia a las palabras y actitudes de Benedicto XVI en España o la alegría de millones de hombres que buscan a Dios, el beneficio de la visita es contante y sonante. Me pregunto si piensan un dato tan sencillo quienes estos días han atacado al Papa y emplean todas sus fuerzas creativas en denigrarlo. Uno de mis hijos, que sólo escucha radio fórmula, me ha preguntado por qué se gasta tanto dinero en el viaje del Pontífice: se lo ha contado su «dj» favorito. Cuando le he explicado los beneficios económicos se ha quedado sorprendido. Hay algunos rasgos de la España actual que preocupan. No tienen nada que ver con la crítica intelectual o con la discrepancia cultural sino con la estricta falta de sentido común. La rabia y la virulencia ciega con la que reaccionamos a veces sepulta toda nuestra capacidad de diálogo, de intercambio, de enriquecimiento. Me pregunto por qué tenemos este empeño autodestructivo. Es un rasgo enfermizo.
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