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Medias verdades por Gonzalo Alonso

La Razón
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En ocasiones las medias verdades son más peligrosas que las falsedades, porque mientras éstas pueden detectarse fácilmente aquéllas llegan a confundir. De ahí que sean cada vez más utilizadas por los desaprensivos. En nuestro mundo musical hay múltiples ejemplos de medias verdades. Pueden serlo afirmaciones como «debemos sentirnos orgullosos y satisfechos porque el número de abonos ha crecido». Pues sí, puede crecer el número de abonos y ser un auténtico desastre. Basta con dividir los abonos en ciclos más reducidos mermando su contenido. Así saldrían más abonos a la venta y, por tanto, pudiera ser que se vendieran más que anteriormente. Pero pudiera ser también que el número de localidades totales vendidas, que es lo que interesa a efectos reales, decreciese,

Público invitado
Otro tanto sucede a veces cuando se presume de lograr mantener o incluso aumentar la ocupación de un teatro o un auditorio. Bastaría con llenarlo de público invitado para conseguir un cien por cien de ocupación. Sin llegar a tanto, bien a la vista están las políticas de descuentos especiales emprendidas por muchas instituciones.

Durante una de las más prestigiadas se han llegado a repartir octavillas con el reclamo «Vuelva a disfrutar de este espectáculo con un descuento del cincuenta por ciento canjeando su entrada por otra nueva». La versión cultural de un supermercado. Esta táctica fue empleada en años recientes en la Ópera de París y engañó durante un tiempo.

Y lo mismo ocurre con las formas en que se pueden llegar a manejar los números económicos. Estamos en tiempos difíciles que imponen seriedad y claridad, por lo que las instituciones culturales y sus órganos de gobierno han de cuidar no terminar como lo hicieron los de Bankia.